Bienvenida

Amigo/a.
Este es un blog dedicado a ver la vida que nos rodea de otra forma. Vivimos en una realidad totalmente interrelacioneda entre los miles, millones de elementos que la conforman. Y lo hacen en agregaciones sucesivas e integradas denominadas "sistemas".
En un lenguaje razonablemente asequible, pretendo dar herramientas mentales para poder intuir la complejidad de un mundo condicionado por una variable, el tiempo, que inexorablemente nos conduce a un objetivo final, tanto como individuos y como especie.

La página principal contiene las entradas que iré escribiendo, bien de mi pluma, bien referencias de terceros autores sobre temas que están relacionados con la visión holística, sistémica de la vida.

El menú de páginas laterales se basan en los capítulos del libro que escribí hace ya algunos años "Análisis sistémico, su aplicación a las comunidades humanas". Constituyen las bases del pensamiento sistémico que voy a desplegar en este blog.

La página "Indice y referencias" contiene el contenido de las sucesivas páginas sobre sistémica.

La página "Visión general", contiene los principios fundamentales para entender, a modo introductorio el pensamiento sistémico.

Las páginas de la 1 a la 9, despliega cada uno de los contenidos fundamentales del libro que escribí. Su lectura es muy importante para comprender el razonamiento que se irá exponiendo en las sucesivas entradas en la página principal.

Buena suerte. El pensamiento sistémico te cambia la visión de la realidad, abriéndote un escenario hasta entonces desconocido.
Con la visión sistémica del mundo, uno puede ver más allá de lo que perciben los sentidos y la mente convencional es capaz de comprender.

De nada hablaré como maestro, aunque de todo hablaré como entusiasta, como decía Ortega y Gasset, porque pongo por delante que lo que pueda plasmar en este blog no es fruto de ninguna cultura enciclopédica. No soy especialista de casi nada. Pero sí soy generalista, es decir, un profesional (en este caso de la Sanidad y de la Medicina) que aplica el método sistémico a lo que ven mis ojos.

Invito a quien quiera atreverse, a que se embarque en esta forma de pensar. Los resultados pueden ser sorprendentes.





sábado, 30 de octubre de 2010

Presentación


Los seres humanos, tanto individual como colectivamente tendemos a intentar forjarnos nuestra particular “visión del mundo”. Cada uno de nosotros, en nuestro fuero interno trata, yo así lo intento, de lograr hacerse una idea global de las cosas; esto es algo casi inconsciente. Necesitamos comprender, en la medida de lo posible el mundo que nos rodea; y así, a lo largo de nuestra vida, nos vamos construyendo nuestro particular “modelo” de la realidad que nos envuelve. A fin de cuentas, la única forma de comprender la realidad que vivimos es tratar de encajar las múltiples piezas del descomunal puzzle de esa realidad, que captamos a través de los sentidos, y en el interior de nuestra mente, reconstruir ese puzzle, de modo y forma que tenga coherencia, al menos para nosotros.
Como quiera que este proceso, que todos en mayor o menor parte desarrollamos, se basa fundamentalmente en la evidencia empírica fruto de nuestras particulares experiencias, en nuestra educación, en nuestro legado cultural y familiar, y en nuestras creencias, de ahí surge que cada uno tengamos nuestra particular visión de las cosas. Forjamos nuestro “imaginario” personal, que luego, y por razones de convivencia, se convierte en imaginario popular o social. Está claro que los chinos no tienen la misma visión del mundo que nosotros, y la mía es diferente, casi con seguridad, de la que pueda tener mi compañero de trabajo.

Cuando vemos dos realidades que se parecen, inconscientemente tendemos a construir modelos similares. Hacemos símiles. Así, quién no encuentra parecido entre el equilibrio de un prestidigitador en la cuerda floja y el extremado cuidado que uno tiene que hacer en su economía doméstica o en su negocio para atravesar una época de apuros económicos. “Estamos en la cuerda floja”, decimos. La idea de equilibrio inestable, un concepto puramente físico, tiende a colarse de rondón en un proceso de gestión de recursos, que  nada tienen en común – aparentemente-. Pero decimos y explicamos, “es como si…estuviéramos en una cuerda floja”, por el riesgo de que un mal paso, dé al traste con todo el negocio. O quien no encuentra similitud entre la muerte de un ser vivo y la quiebra de una empresa. Ambos mueren. O quien no encuentra parecido entre la propagación de una epidemia y la propagación de un rumor. En ambos casos hay quien contagia y quien se deja contagiar consciente o inconscientemente, hasta que la gente se vacuna en un caso con un medicamento y en otro mediante el conocimiento de la verdad.
Por aplicar esta reflexión a una disciplina tan apasionante como la Economía, son tantas las evidencias de que ésta tiene o presenta similitudes de comportamiento con otros campos de la Ciencia, que se vienen haciendo serios intentos de formalizar esas evidencias en demostraciones palmarias de que es así. Se ha tratado de acercar los principios físicos a la Economía. Se usa el concepto de entropía en las cuestiones económicas, como medida del caos interno. Se viene tratando de acercar los principios que rigen en la Biología para explicar comportamientos de nuestro entramado social y económico, “como si”. Es decir, de alguna forma se tiene el convencimiento, si no total, sí al menos parcial, de que algo de verdad hay cuando comparamos un modelo económico y otro biológico o físico, y pensamos que “algo tienen en común”.

A lo largo del Siglo XX, se ha consolidado una escuela, ciertamente multidisciplinar que ha abordado estas cuestiones, no solo desde la Economía, sino en el conjunto de la Ciencia y de la tecnología. Es lo que ha fraguado en el desarrollo de la Teoría General de Sistemas, y sus múltiples aplicaciones.  

Concebida y presentada en 1949 en su forma más desarrollada por Ludwig Von Bertalanffy, biólogo vienés (1901-1972), la Teoría General de Sistemas constituye la base metodológica de lo que en la actualidad denominamos “pensamiento sistémico”. Detrás de este concepto se esconde un cuerpo metodológico ciertamente complejo en herramientas matemáticas y de representación formal, que entre otras cosas han permitido en el campo de la ingeniería un avance espectacular, pues los actuales diseños tecnológicos emplean los conceptos sistémicos implícita o explícitamente.

Un sistema queda definido como un conjunto de elementos relacionados entre sí y que contribuyen a un fin concreto. Cada elemento en sí mismo puede ser a su vez un sistema de orden menor, pero que relacionado con otros elementos, de esa relación, surge una nueva entidad con propiedades que emergen de esa múltiple interacción. El motor de un automóvil es un sistema compuesto por múltiples elementos (piezas) relacionados entre sí, que puestas en una bancada, hacen girar un volante. Estamos ante un sistema. Pero si ese motor se coloca en un chasis inerte, le aplicamos un sistema de tracción y una carrocería, tenemos entonces una nueva entidad con propiedades que no obedecen a la suma de propiedades que tenían los diferentes subsistemas que lo integran. Emerge una nueva entidad que denominamos “coche”. Este nuevo sistema es capaz de moverse y desplazarse a una respetable velocidad, sí se introduce en él algún sis¬tema de mando y control programado con objetivo final, esto es, bien un ordenador autoguiado, un robot, o algo más sencillo, un ser humano que sepa conducir. Entonces, y sólo entonces, tenemos un sistema completo que denominamos “automóvil”. Ver las cosas de este modo es lo que se denomina “pensamiento sistémico”.

Este es el objeto de este nuevo blog que acabo de crear. Mostrar a quien le interese la visión sistémica de la realidad. Pero no de una forma genérica y metodológica. Pretendo usar el pensamiento sistémico, como herramienta capaz de diseccionar la realidad que se nos hecha encima, sobre todo y muy especialmente, en relación al descomunal problema de la pobreza.
Soy colaborador de varias O.N.Gs. entre ellas, Manos Unidas y Proclade, la primera orientada a la financiación de proyectos en su denodada guerra contra el hambre, y la segunda, financiándo y aportando carga ejecutiva a proyectos en el mundo subdesarrollado.
Con Proclade estuvimos mi esposa y yo en Honduras hace unos meses.
Y uno se da cuenta de una realidad tremenda.
Mejorar las cosas lleva su tiempo, pero ¿cuánto tiempo nos queda para poder mejorarlas antes de que nos adentremos en una situación sin vuelta atrás.
Los albores del Siglo XXI, inmersos en la más sofisticada brujería tecnológica, nos están planteando cantidad de problemas de los que ya nadie tiene seguridad de que se puedan resolver... "a tiempo".

Por eso titulo el blog "horizonte temporal", de cómo reflexionar de un modo diferente "lo que queda de día", lo que nos queda de tiempo para evitar un colapso planetario.
No me cabe duda de que no soy el único que le da a la mente para encontrar vías de escape a una situación que impresiona de angustiosa, además de para los pobres de la tierra, también para nosotros.

Como diría Isaac Assimov, pensemos en ideas y alternativas imaginativas; de cien, acaso uno o dos tienen visos de verosimilitud y viabilidad. Si es así, aunque las otras noventa y ocho haya que desecharlas, bienvenido haya sido el esfuerzo.