La lucha contra el hambre, entre la crisis alimentaria y la crisis energética
José
Alfonso Delgado
Madrid,
Octubre de 2008
"Saber es útil, soñar es
necesario,
imaginar
es imprescindible".
Luis Miravitlles.
Pasar de un Desarrollo insostenible a un
Estado estable.
Tras
cincuenta años de lucha contra la pobreza en el Mundo, los resultados
obtenidos, en conjunto, son tan decepcionantes que, unido al desarrollo de los
acontecimientos ambientales, económicos y políticos en el Mundo desarrollado
obligan a cambiar absolutamente de planteamiento la lucha contra el hambre. El
problema no son ellos, los pobres. La solución no es aportarles limosnas,
aunque sean billonarias para que puedan comer. El problema somos nosotros, los
países desarrollados, porque somos nosotros los que hemos originado esta
situación crítica. El problema es el concepto de desarrollo, que está llegando
a su fin. El problema es cómo abordar “el ocaso de los dioses”, para conseguir
alcanzar para la Tierra un estado estable mundial.
Tabla de contenidos
Introducción
Presentación
El Profesor D. Juan Souto, coordinador del
departamento de estudios y documentación de Manos Unidas, me propuso participar en el desarrollo
de un informe para esta ONGD, a propósito del 50 aniversario de su creación,
como campaña contra el hambre, llevada a cabo en 1960.
El presente texto es el manuscrito original del cual se extrajo el texto que se incorporó al primero de los capítulos del folleto 21, La lucha contra el hambre.
Después de cincuenta campañas, y cincuenta
años; después de heroicos esfuerzos por erradicar el hambre del mundo, la
sensación que a uno le queda es la de que apenas se ha conseguido nada. El
problema es tan descomunal, que es como si quisiéramos vaciar el Mediterráneo
de agua a base de bombearla. ¿Quién puede contra la fuerza del océano?
Creo que fue San Vicente de Paúl, fundador de
las Hijas de la Caridad, el que al final de su vida, tras largos años de lucha
contra la pobreza, se convenció de que siempre habría pobres, y por tanto, que
la pobreza es una maldición tan consustancial con la naturaleza humana como la
cizaña[1]
lo es para el trigo.
La razón es tan consustancial, como lo es el
egoísmo de los seres humanos. Algo muy profundo tendrá que cambiar en el
corazón de todos los hombres de este Planeta, para que sea posible combatir el
hambre. Y debe cambiar tanto en el corazón de los ricos del primer mundo, como
en el corazón de los ricos del tercer mundo y del segundo. Porque en esto, el
que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Mientras el Primer Mundo vea en el desarrollo
del Tercero una amenaza para su seguridad, como lo reflejó el informe nº 200
sobre seguridad nacional de Estados Unidos[2]
de 1974, en el que Kissinger recomendaba limitar el crecimiento demográfico de
la población de, concretamente trece países en vías de desarrollo, porque ellos
amenazarían la seguridad nacional de USA en el Siglo XXI, es decir “mantengamos
a determinados países subdesarrollados en la pobreza, porque sus recursos lo
vamos a necesitar nosotros en el Siglo XXI”, poco se podrá hacer a base de
campañas contra el hambre. Será una lucha entre David y Goliat.
Esto por una parte.
Por otra, no parece que al orondo Primer Mundo
le vayan demasiado bien las cosas. El descomunal e imparable consumo de
materias primas, entre ellas los combustibles fósiles, los efectos que el desaforado
consumo de estos está provocando en el clima, y la totalmente comprensible
crisis financiera planetaria a la que parece estamos abocados, justo castigo a
nuestra insaciable sed de dinero, están dibujando un escenario en el futuro
cercano y medio, nada alentador, ni para los pobres, ni para los ricos tampoco.
Recordemos que cuando un ser vivo es atacado por un tumor maligno, por un
cáncer, al final, tras haberse devorado el cáncer a casi todo el organismo
vivo, al final mueren los dos. Ninguno se salva de semejante desaguisado
biológico.
Escenario
Quince días después de que Neil Armstrong
pisara la Luna, la Editorial Salvat publicó el libro nº 33 de su colección
“Biblioteca básica RTV”. Titulado “Visado para el futuro”[3].
En este librito, Luís Miravitlles hacía un resumen de su programa de
divulgación científica en TVE, del mismo título.
Miravitlles hacía un repaso sobre el sentido y
significado de los avances científicos, y las repercusiones que ellos podrían
tener en el futuro de la Humanidad. Desde un perfil bastante parecido al que
posteriormente desarrollaría Carl Sagan como divulgador científico, nos
adentraba en las luces y también las sombras del desarrollo humano. Y dentro de
las sombras, en el último capítulo del libro, dedicado al “hombre” como
especie, hacía referencia explícita al problema del hambre, del siguiente modo,
y transcribo textualmente:
“La
amplitud, complejidad y urgencia del problema del hambre en el mundo lo
convierten en uno de los más difícilmente solucionables de la era actual. Y no
es sólo que nos asalte un sentimiento de culpabilidad ante su sola presencia,
sino también que la solución de este problema está ligada directamente a la
supervivencia de nuestra civilización, de la que nos guste o no, formamos
parte.
“Según
la acertada expresión de Kenneth Boulding[4],
uno de los mejores expertos mundiales en la materia, “todas las civilizaciones
antiguas no han sido otra cosa que pequeñas islas de riqueza y cultura
emergiendo de un inmenso mar de pobreza y esclavitud”… Y por eso han
desaparecido.
“La
nuestra está amenazada de una idéntica forma de morir, si no se resuelve el
problema vital que tenemos planteado. El presidente Kennedy lo comprendió
perfectamente cuando en 1963, en Washington ante el Congreso Mundial de
Alimentación dijo: “la guerra contra el hambre es en verdad la guerra de la
Humanidad para conseguir su liberación. No se trata de una batalla cualquiera.
Ni la paz, ni el progreso serán mantenidos en un mundo hambriento. Nuestra
generación posee armas para eliminar el hambre de la faz del mundo. La victoria
no llegará el próximo año, es cierto, pero tenemos un sagrado deber que cumplir
y debemos comenzar cuanto antes”.
Pero claro, Kennedy era Kennedy y Kissinger,
Kissinger, y después de once años, tras conocer las repercusiones que el
crecimiento económico desmesurado podía tener en el Planeta y publicarse los
primeros informes al Club de Roma, los americanos dijeron, “vamos a mantener en
la pobreza a estos, no sea que a nosotros no nos llegue”.
La civilización occidental se mueve
permanentemente entre el pesimismo malthusiano y el optimismo tecnológico. El
pesimismo malthusiano viene de la tendencia de un importante sector de la
Sociedad a profetizar los peores augurios derivados, principalmente del
desmesurado crecimiento demográfico en el Planeta, pero también de todo lo que
ello supone, contaminación, cambio climático, pobreza, conflictos, etc. El
optimismo tecnológico es la tendencia de otro no menos importante sector de la
Sociedad que trata de acallar los malos augurios a base de la confianza en la
capacidad tecnológica del hombre para resolver todos los problemas que plantean
los pesimistas malthusianos.
Y en esas estamos, deshojando una peligrosa
margarita, cual ruleta rusa, entre si podremos o no podremos solucionar
nuestras cuitas como países desarrollados y de paso la de los demás que se
mueren de hambre, etc.
Y el tiempo pasa.
Esto es como el eterno proceso de ataque y
defensa, por el que a una nueva arma, aparece después un nuevo sistema para
protegerse de aquella y de paso superar con otra arma más mortífera a la
primera. O los sistemas medidas contramedidas en la guerra electrónica. Frente
a un planteamiento amenazador, surge siempre la contramedida de alguien o algún
sector (probablemente porque se ve atacado económicamente por las medidas que
habría que tomar para neutralizar la amenaza) que trata de minimizar el
problema y hacer ver que las cosas no están tan mal, que tenemos recursos para
superar los problemas, no sea que las acciones en bolsa caigan demasiado y los
beneficios del próximo “quarter”, trimestre afecten a la cuenta de resultados.
Yo, personalmente, como profesional de la
Sanidad, soy más partidario, ante una amenaza, de tomar medidas preventivas,
aunque nadie nos agradezca después el hecho de haber evitado la epidemia, que
tener que adoptar medidas curativas y paliativas, una vez declarado el
desastre.
El problema surge (pongamos un ejemplo) como
si a la industria farmacéutica le fuera más rentable fabricar y vender
antibióticos que fabricar y vender vacunas. Entonces, “Houston, tenemos un
problema”, porque así sea humanitariamente más lógico prevenir la enfermedad, y
los propios profesionales de la Sanidad y de las propias industrias
farmacéuticas clamaran por fabricar vacunas, si a los grandes financieros y
brokers de Wall Street (de la industria farmacéutica y de las demás,
petroleras, eléctricas, alimentarias, etc.), cuyo principio supremo es
“mantenerse al borde de la legalidad sin que importe la moralidad”, les
interesa más desplegar imponentes campañas publicitarias para desacreditar a
los pájaros de mal agüero, en espera de que la epidemia brote y entonces
inflarse a fabricar antibióticos, pues recemos para que la epidemia no sea
demasiado virulenta.
Pues este es el asunto, el eterno problema,
gente que sabe ver amenazas sociales donde otros lo que ven es la amenaza que
la neutralización de ésta va a suponer en la cuenta de resultados de las
compañías responsables de adoptar medidas y de los bancos que las financian.
Así que la opinión pública está condenada a
estar permanentemente dividida entre hacer caso a los pájaros de mal agüero o a
los optimistas de la vida.
Yo desde ahora mismo me declaro “pájaro de mal
agüero”, no por fastidiar a los cómodamente instalados en su status quo, sino
como partidario de tomar medidas preventivas antes de tener que tomar medidas
curativas, o lo que es peor, medidas paliativas, porque estas últimas supondría
reconocer que no hay solución y, como dice Woody Allen, vernos en la obligación de tener que vender la farmacia, porque “no hay
más remedio”.
Desafíos inminentes
El primer Objetivo del Milenio (ODM) de Manos
Unidas persigue erradicar la pobreza extrema y el hambre; y tiene como metas
reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos
sean inferiores a 1 dólar por día (pobreza económica) y el porcentaje de
personas que padecen hambre.
En este contexto, se consideran tres de los
desafíos a los que se enfrenta hoy la humanidad, que suponen un mayor impacto
entre los pobres. Decimos hoy, ahora, y no en el futuro ni próximo, ni mucho
menos lejano. La urgencia es “ya”, “ahora”. Estos desafíos son los siguientes:
1.- El desafío de
los alimentos.
2.- El desafío de la
energía.
3.- El desafío del
desarrollo sostenible.
En torno a estos tres desafíos, la propuesta
es publicar un texto divulgativo, con buenos fundamentos analíticos y
conceptuales, realizados por expertos, sobre la relación entre las variables
“alimentos” – “energía” – “desarrollo”, cuyo tema/título sería: “La lucha contra
el hambre, entre la crisis alimentaria y la crisis energética”.
Tal y como yo lo veo, conseguir un
planteamiento viable tanto desde el punto de vista técnico, como económico y
político, de alcance necesariamente planetario es sencillamente conseguir un nuevo
visado para el futuro, no para aquella gente que está permanentemente amenazada
por el hambre y la pobreza, sino para todos nosotros, porque todos estamos
embarcados en el mismo barco, aunque no lo parezca. El problema es que llevamos
cincuenta años tratando de hacernos este idílico planteamiento, que como idílico,
impresiona de manifiestamente improbable, por no decir imposible, conseguir.
Hace cincuenta años, cuando Manos Unidas
comenzó su andadura, se tuvo que abrir paso en un mundo que vivía momentos de
entusiasmo económico, ante un desarrollo que parecía no tener límites. Pero el
hambre estaba allí, hincando su aguijón en los países pobres. Algo pasó en Mayo del 68 que supuso una
llamada de atención a los líderes mundiales que cristalizó en los polémicos
informes al Club de Roma, advirtiendo sobre los límites al crecimiento. Luego
vino en el 73 la primera crisis energética de la mano de la OPEP y la
nacionalización de los pozos petrolíferos, y con el tiempo, la respuesta a este
planteamiento limitante de lo que parecía ser una cornucopia de riqueza, fue
formalizado por primera vez en la idea de “desarrollo sostenible”, plasmado en
el documento conocido como Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de
la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada
en Asamblea de la ONU en 1983. Dicha definición se asumiría en el Principio 3.º
de la Declaración de Río (1992):
“Satisfacer las necesidades de las
generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para
atender sus propias necesidades.”
Desde este planteamiento, como desde el
contrario, “no hacer nada para limitar el desarrollo”, se parte de la misma
premisa, cual es, que asumir el desarrollo (sostenible o incontrolado) es
todavía posible.
Desde entonces hasta estos últimos años, entre
el zarpazo del terrorismo islamista y las alteraciones de la meteorología
mundial, el tema se nos está complicando hasta el extremo de que tenemos encima
de la mesa de negociaciones mundial el enojoso asunto de un más que probable
“Cambio climático” de origen humano y de evolución muy rápida, que unido a los
anteriores problemas sobre los límites del crecimiento y demás, que de ninguna
forma se han resuelto, está empezando a hacernos pensar, como sostiene James
Lovelook más que en lograr un desarrollo sostenible, en conformarnos, si es que
llegamos a ello, con una “retirada sostenible”. Este planteamiento, por cierto
bastante ominoso, se basa en una idea tan inquietante como plausible de que
este Planeta y sus habitantes han pasado de sobra lo que Donella Meadows
denominó en su día el umbral de overshoot o sobrepasamiento[5],
situación que establece un antes donde las medidas correctoras de un desastre
son aún factibles, y un después, en el que ya nada se puede hacer para evitar
la catástrofe. El problema es que cruzar el overshoot es imperceptible,
silencioso, nadie se da cuenta, se cruza en un día igual que tantos otros,
incluso soleado, salvo por el pequeño detalle de que a partir del anochecer de
ese día, ya nadie en el entorno donde se esté fraguando la tragedia podrá hacer
nada por evitarla.
Este es el planteamiento que Lovelook presenta
en su libro “The revenge of Gaia”[6],
donde viene más o menos a decir que, plantearnos ahora un desarrollo sostenible
para la Humanidad es tan ridículo como aconsejarle a un enfermo con cáncer de
pulmón diseminado, que deje de fumar. La alternativa que él plantea no es nada
agradable, pero se resume más o menos en “démosle a nuestra espectacular forma
de vivir una muerte digna, que reciba los santos óleos del arrepentimiento, y
preparémonos para afrontar un futuro basado en unos niveles de consumo y
comodidades bastante alejados a los que estamos acostumbrados”.
Y por último para terminar de describir el
problema mundial, “la crisis financiera” originada por la concesión, por los
bancos estadounidenses, de las hipotecas subprimes a personas sin recursos
garantizados, y lo que todo ello ha generado. Bueno, esto se veía venir, ha
sido, está siendo como la crónica de una muerte anunciada. Ha sucedido como no
podía ser de otra forma. Porque cuando el capital no obedece a la riqueza
producida con el sudor de nuestra frente sino a los movimientos especulativos
de los corredores de bolsa y de los agentes inmobiliarios, ¿a quién le puede
haber cogido por sorpresa que esto terminara pasando? Cuando nadie es capaz de
decir a ciencia cierta cuál es el contravalor oro de un billete de dólar o de
euro, qué se puede esperar.
Los problemas que pretende abordar Manos
Unidas están siendo analizados en el mundo por muchísima gente, pero como
veremos en el desarrollo del informe, estando como están la mayoría de las
soluciones técnicas más que pensadas y repensadas, siempre se choca y se
chocará con las barreras políticas y económicas que hacen abortar y fracasar
las primeras. Personalmente no creo que los problemas sean técnicos sino
económicos y políticos. Los económicos primero porque los países desarrollados
no estén dispuestos a apoyar los proyectos, y segundo por el efecto negativo en
las grandes multinacionales, lo que se traduce directamente en dificultades
políticas, porque al final el político casi le debe más el cargo a los apoyos
financieros que recibe, que a los votos de los ciudadanos, ya que estos son más
o menos directamente proporcionales a aquellos.
Alimentación
Según la propuesta recibida de Manos Unidas,
se persigue erradicar la pobreza extrema y el hambre; y tiene como metas
reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos
sean inferiores a 1 dólar por día (pobreza económica) y el porcentaje de
personas que padecen hambre.
Después de tantos esfuerzos baldíos para sacar
a África de la miseria, o a Sudamérica, por poner sólo dos sangrantes ejemplos,
volverse a plantear de nuevo este objetivo empieza a parecerse a una misión
imposible.
Acaso nos estemos dando contra una pared de
granito, tal y como está planteado el escenario.
“Saber
es útil, soñar es necesario, pero imaginar es imprescindible”, como decía Luis Miravitlles, porque cuando un modelo, en este caso,
de actuación, está dando tan malos resultados globales, aunque localmente algo
se haya podido conseguir, lo único que nos está diciendo es que estamos equivocados
en el planteamiento general.
Empecemos por descartar, al menos de momento,
la apocalíptica afirmación de Lovelook de que hemos llegado a un punto de
complejidad del problema tan descomunal que ya, ni las iniciativas mejores y
más bienintencionadas a nivel planetario van a servir para no hacer otra cosa
que complicarlo más y prolongar algo una agonía inevitable, porque aceptarla
nos conduciría a un escenario tan desolador que estaríamos hablando ya de
pánico social, lo que no es nada conveniente. Él también en su libro abre una
puerta a la esperanza, aunque con muy estrecho margen de maniobra.
Yo sería prudente y no demonizaría a Lovelook
por su postura, entre otras cosas porque no le falta razón. Desde un
planteamiento holístico y sistémico, su planteamiento de Gaia enferma tiene una
lógica aplastante, aunque no es el tema (bajo un tratamiento científico), que
nos ocupa ahora.
Si repasamos sucintamente las causas del
hambre en el mundo, tenemos varios puntos de vista, unos localizados en el
pasado cercano, tales como la explotación del Tercer Mundo por las potencias
imperiales de Occidente, el desaguisado dejado por la época colonial, las
condiciones geográficas, etc.
En el referido libro de Miravitlles, “visado
para el futuro” (Op.Cit), este autor ya apunta cuatro factores como
responsables del hambre. El primero es la utilización de productos muy ricos
quizás en valores puramente energéticos pero carentes de sales minerales y
vitaminas, como causa de alimentación deficiente. La segunda causa ha sido la
monotonía alimenticia a la que el hombre se ha sometido voluntariamente a lo
largo de los siglos, con un espectro de nutrientes demasiado restringido al
ámbito de los cereales. La tercera causa es ya del hambre específica de
determinados países, ocasionada por la colonización, en la que los europeos que
colonizaron África y América instalaron sus explotaciones en los valles más
fértiles, dejando a los indígenas regiones montañosas improductivas. Y la
cuarta, ligada a la anterior, es el monocultivo intensivo, ocupando todos los
terrenos disponibles a un solo cultivo, económicamente rentables, pero nutricionalmente
pobres.
Un artículo de J. Sachs publicado en
Investigación y Ciencia muestra cómo la geografía determina de modo
incuestionable los niveles de renta[7].
Ya Adam Smith planteaba en 1776 en su obra sobre la riqueza de las naciones,
que esta dependía del comercio basado en el libre mercado, y de la geografía
física, entendiendo que las zonas
costeras favorecen justamente ese comercio, frente a los interiores
continentales, donde el coste de transporte no puede competir con el marítimo,
mucho más barato. Las regiones costeras y próximas a ríos navegables son mucho
más ricas y están más densamente pobladas que las regiones del interior. A este
hecho hay que incorporar como factor determinante de lo primero, el clima. Los
países tropicales, con una más alta tasa de enfermedades infecciosas y con
tierras menos productivas, tienen mayores problemas que los de clima templado,
a pesar de estar en zona costera o junto a ríos navegables. Lo mismo sucede con
los países de climas desérticos. Uniendo ambos factores, ubicación geográfica y
clima, se concluye que la franja tropical (entre trópicos), es donde se sitúan
la mayoría de países subdesarrollados. Entre las 28 economías de países de
rentas más altas, según el Banco Mundial, sólo Taiwan y Hong-Kong se hallan en
la zona tropical (2% de países de renta alta).
Vemos que estamos tratando de justificar la
situación desde enfoques concretos. El hambre es debido a este factor o a
aquel, como si uno fuese el más importante de todos, cuando realmente el
problema es multifactorial, y lo peor, viene de muy atrás. Cierto es que los
europeos somos responsables en primera instancia de mantener esta situación de
desigualdad debido al proceso colonizador de África y América, sobre todo, pero
existe una razón mucho más profunda que sobrepasa la indudable responsabilidad
de nuestros ancestros colonizadores.
La pregunta se la plantea Jared Diamond en su
libro “Armas, gérmenes y acero”[8],
del siguiente modo:
La interacción entre pueblos a lo largo de la
Historia ha sido a base de conquistas, epidemias y genocidios. Esto ha creado
reverberaciones que resuenan todavía en el mundo en conflictos que parecen no
tener fin, y en problemas, como el hambre y el subdesarrollo que impresionan de
irresoluble. Pero las diferencias entre los países colonizadores y los
territorios colonizados ya existían en 1500 cuando Cristóbal Colón inició el
proceso. ¿Por qué Pizarro derrotó con 65 hombres a Atahualpa y su imperio y no
fue éste el que capturó a Carlos V? Se pregunta Diamond. De hecho, la clave del
subdesarrollo de esos pueblos ya existía entonces. Otra cosa es que, fruto de
las guerras de conquistas, con la inestimable colaboración de un ejército de
gérmenes virulentos para los indígenas, haya hecho que el problema lo hayamos
agravado nosotros (nuestros antepasados colonizadores).
¿Por qué los pueblos de África o de América
(los nativos) no se han desarrollado de la forma que lo han hecho los europeos
o los chinos? Porque puede que la clave del hambre en el mundo esté en dar
respuesta a esta pregunta.
Diamond apunta cuatro causas clásicas. La
primera es la biológica, es decir, niveles de inteligencia distintos. Esto no
se sostiene, pues los nativos que han podido acceder a educación universitaria,
en general la han cursado sin problema alguno. En otras palabras, un mauritano
con educación universitaria no es menos inteligente que un francés con la misma
educación. Otra es el clima. Ha influido, no cabe duda, aunque no es el único
culpable. Se acepta que la franja ecuatorial y subtropical ofrece un terreno
más difícil de cultivar que las zonas templadas (Sachs Op.cit). La tercera es
la geografía fluvial y costera, frente a las zonas interiores, de más difícil
acceso al comercio; de acuerdo, porque es cierto que las grandes civilizaciones
surgieron en las riveras de los grandes ríos y en las costas. Sin embargo en el
Creciente fértil, donde nació la agricultura y los primeros sistemas organizados
de sociedad, los asentamientos estables, con gestión social centralizada no surgieron
en los valles, sino en las colinas y montañas, por razones de seguridad.
La cuarta alternativa de explicación es la
tesis de Diamond. Armas, el apoyo de los gérmenes como arma biológica de
destrucción masiva (hablamos de los tiempos de la conquista de América) y la
actividad fabril (acero) fue lo que permitió la conquista de unos pueblos sobre
otros. Y el por qué del mayor desarrollo de estos tres factores en unos pueblos
frente a otros, hay que encontrarlo según Diamond en la Prehistoria y
específicamente en los factores que posibilitaron la transición de los pueblos
cazadores y recolectores hacia la agricultura y ganadería, porque esta
transición hizo posible la diversificación de roles en grupos humanos
especializados en la labor agrícola, permitiendo el sostenimiento de una clase
burocrática, capaz de organizar la sociedad, una clase fabril, capaz de
construir bienes de equipo y de consumo (acero) y una clase militar, capaz de
defender y de atacar. El viaje que hace Diamond a lo largo de la Historia en
busca de la definición de estas pautas que han hecho el mundo como es y no de
otra forma, es asombroso, y para lo que nos ocupa, nos aporta una idea fuerza
tremenda: tal y como se han desarrollado las cosas desde los más remotos
tiempos prehistóricos hasta la actualidad, el Mundo es el que es y no hay visos
de que haya podido ser de otra forma. En otras palabras, en Europa, Asia menor
y China se dieron desde antiguo los factores para el desarrollo de los grandes
imperios, con capacidad colonizadora, mientras que en el resto del Planeta
estos factores se han dado en mucha menor medida. Las leyes económicas de los
rendimientos de escala y de la acumulación han hecho el resto.
Esto no implica el tener que perdonar a
Kissinger por el planteamiento egoísta que presentó en el NSSM200, sólo indica
que dejando el comportamiento humano en régimen inercial, se ha llegado desde
la más remota prehistoria a la situación actual. Y esa inercia ha sido y es tan
arrolladora, que aunque ahora está poniendo en peligro a toda la especie humana
y no sólo a los de siempre, los pobres (según los criterios occidentales), la
fuerza antagónica que se tiene que desarrollar para frenar en seco esta
inercia, es bastante difícil pensar que se pueda aplicar. Hasta ahora no ha
sido posible, y con una crisis financiera global que amenaza con convertirse en
magnitud en algo parecido a lo que fue el crac del 29, veremos a ver…
Existe una diferencia radical entre las
denominadas sociedades primitivas o subdesarrolladas y el Primer Mundo.
Aquellas durante siglos han sido estables, es decir han mantenido un razonable
equilibrio con el medio ambiente (aunque esto es matizable). El primer mundo,
es decir, los imperios de cualquier época, se han comportado como elementos
insaciables devoradores de recursos naturales, carnívoros tribales (como los
denomina Lovelook), programados para considerar las demás cosas como recursos
para nuestra tribu nacional, para nosotros más importante que cualquier otra
cosa. Es el servicio a la patria, iconizada por la bandera y defendida con el
ejército.
¿Son pobres las primeras? ¿En los imperios
vive la gente razonable o desmesuradamente? Porque que el hecho innegable de
que el crecimiento del PNB sea una cuestión de supervivencia de nuestro nivel
de vida sólo indica hasta qué extremo estamos cada vez más alejados de un
estado estable, que garantice indefinidamente la sostenibilidad planetaria del
sistema que hemos creado.
Con esta forma de ver las cosas, resulta casi
imposible entender que formamos parte, junto con las bacterias, los bosques y
las ballenas, de un Ser Vivo llamado Gaia, Tierra.
A partir de aquí, y con el debido respeto a
los que saben más que yo de estos temas, dejo a los expertos técnicos,
financieros y políticos que discutan sobre los problemas coyunturales que están
provocando las hambrunas en el tercer mundo y planteen los proyectos y medidas
económicas y políticas para atajarlas. Porque algo habrá que hacer, a pesar de
tener toda la Historia de la Humanidad como severo lastre frente al futuro.
Y es que se precisa un cambio tan radical de
paradigma en la mente de todos los agentes capaces de aportar soluciones, que
resulta inevitable caer en una severa dosis de pesimismo.
Energía
Hace un siglo, el primer automóvil de Ford se
movía con alcohol y Rudolph Diesel hacía funcionar su motor con aceite de
cacahuete.[9]
El petróleo no tardó en desplazar estos primeros combustibles y erigirse en el
rey de los combustibles de automoción y plantas térmicas, hasta que en 1973 la
primera gran crisis energética amenazó con el desabastecimiento, lo que hizo
que se volviera a pensar en el uso de los combustibles biológicos, bioetanol,
mezclado con gasolina. En 2000 se volvió a pensar en el uso del alcohol a gran
escala como carburante. Los fabricantes de bioetanol se beneficiaron de
subsidios y medidas proteccionistas. El progresivo incremento del precio del
petróleo, la amenaza de nuevo de desabastecimiento tanto por las noticias de
que el petróleo va a comenzar a escasear, de los problemas derivados de las
zonas conflictivas de Oriente Medio, al tiempo que los países emergentes,
especialmente China e India, están comprando cada vez un mayor porcentaje de la
producción mundial, ha vuelto a poner en primera línea del debate energético a
los biocombustibles.
El gobierno USA ha ampliado las medidas incentivadoras
y proteccionistas de los productores. Incluso se ha marcado el objetivo de
obtener 28.000 millones de litros de bioetanol en 2012 y 230.000 millones en
2030.
Estos movimientos millonarios está desplazando
el destino de multitud de cosechas de cereal, desde el sector de la
alimentación al de la energía, por simple rentabilidad económica que los
agricultores encuentran en vender toda su producción a las petroleras y
compañías del sector energético. Muchas poblaciones de Norteamérica han visto
renacer sus modestas economías. Aún y con todo, la cantidad de combustible
biológico no deja de ser una fracción muy pequeña de las necesidades. Casi son
sólo un aditivo para la gasolina, aparte de que algo tan importante como las
redes de distribución son bastante escasas. De hecho, estos ensayos son
bastante más fáciles de probar en los vehículos de transporte público porque la
distribución está mucho más concentrada en las cocheras de los autobuses
urbanos.
La Unión Europea pretende multiplicar por 10
la producción actual para 2010 y en 20 para 2020. Estados Unidos tiene una
perspectiva similar, y Brasil, primer productor mundial, dice autoabastecerse
de combustible gracias al bioetanol.
El caso de los biocombustibles es sólo una de
las alternativas energéticas que se vienen barajando como forma de sustituir el
combustible rey hasta la fecha (su uso no supera el 0,5% del consumo total de
combustible de automoción), el petróleo; primero por su gran impacto ambiental;
segundo, porque parece como si se estuviese acabando, aunque uno ya no sabe en
qué pensar ante las noticias de nuevos descubrimientos de inmensas bolsas de
petróleo; tercero por el deseo de liberarnos de la dependencia de un recurso
esencial pero muy concentrado en una zona bastante incómoda para Occidente como
es el Golfo Pérsico; y cuarto por su progresivo encarecimiento, lo que unido a
la crisis financiera actual hace de este deseo, una necesidad cada vez más
acuciante… para el Primer Mundo.
Respecto del primero de los factores, el
impacto del petróleo y carbón (en general, combustibles fósiles) en el medio
ambiente, se ha desarrollado el concepto de cuña para la estabilización de las
emisiones de CO2.
Stephen Pacala y Robert Socolow publicaron en Science en 2004 un
artículo en el que detallaban 15 cuñas estabilizadoras, para controlar el nivel
desorbitado de emisiones de CO2 a la atmósfera[10].
Eficacia y Conservación:
Cuña 1:
Mejorar el rendimiento de los coches de 12Km/litro a 25Km/litro. De media.
Cuña 2:
Reducir los Km recorridos por cada coche. De media de 16000 Km a 8000 al año.
Cuña 3:
Aumentar en un 25% la eficacia de la calefacción, refrigeración e iluminación
con bombillas de bajo consumo.
Cuña 4:
Mejorar la eficacia de las centrales térmicas de un 40 a un 60%.
Captura y confinamiento de carbono.
Cuña 5:
Captura y Confinamiento de Carbono bajo tierra en 800 centrales
termoeléctricas. O 1600 de gas natural.
Cuña 6:
Utilizar sistemas de captura den plantas de producción de hidrógeno. Derivado
del carbón. Para 100 millones de automóviles.
Cuña 7:
Utilizar sistemas de captura en plantas de producción de combustible sintético
derivado del carbón. 30 millones de barriles diarios.
Combustibles bajos en Carbono:
Cuña 8:
Reemplazar 1.400 grandes centrales eléctricas de carbón por centrales de gas
natural.
Cuña 9:
Reducir el uso del carbón triplicando la producción de centrales nucleares.
Renovables y Bioalmacenamiento:
Cuña 10:
Aumentar 25 veces la producción energética de las instalaciones eólicas.
Cuña 11:
Aumentar 700 veces la producción de las actuales instalaciones solares.
Cuña 12:
Aumentar 50 veces la capacidad actual de las plantas eólicas productoras de
hidrógeno para vehículos.
Cuña 13:
Aumentar 50 veces la producción de etanol como biocombustible. (destinar la sexta
parte de los suelos cultivables del mundo).
Cuña 14:
Detener la deforestación en el mundo. Brasil crea
un fondo contra la deforestación de la Amazonia.
Cuña 15:
Extender la agricultura de conservación a todas las tierras cultivables. Reducir
el uso de las técnicas de arado que libera grandes cantidades de carbono.
El supuesto efecto de la aplicación de estas
quince cuñas sería supuestamente evitar que en 2057 alcancemos la escalofriante
cifra de 560 ppm de CO2 (o 14.000 millones de toneladas por año),
frente a las 380 ppm actuales (o 7000 millones en 2006).
Se parte de que el problema es tan brutal, que no se puede resolver con
una “Gran Medida”, ni aunque estuvieran de acuerdo todos los gobiernos del
Mundo. Parece más oportuno aplicar en paralelo varias medidas reductoras y
estabilizadoras a la vez, y además, en la que los ciudadanos puedan apoyar y
contribuir.
Cada cuña vendría a aportar una reducción de
25.000 millones de toneladas de emisiones de carbono a lo largo de cincuenta
años. Según los autores, la cuña ha demostrado ser una unidad útil, porque su
tamaño y dimensión temporal se ajustan a las posibilidades técnicas actuales.
Este pentadecálogo podría ser un principio de
pauta a seguir, pero cuando se profundiza en cada una de las cuñas, surgen
problemas, desde técnicos, financieros hasta políticos, como siempre.
De entrada Lovelook (Op.Cit) apunta a que no
hay tiempo para este despliegue de cuñas, dado que aunque se quiera, el nivel
de desarrollo de las energías alternativas es todavía demasiado inmaduro como
para sustituir de un modo significativo al petróleo. Les faltan en torno a 30 –
40 años, por lo que, según él, lo único viable ahora mismo es potenciar el
programa de Energía de fisión nuclear con plantas de última generación. Ni que
decir tiene cuál es la postura de los ecologistas.
En concreto, y por lo que nos ocupa de la
repercusión en el primero de los problemas, el hambre, el uso de
biocombustibles parece que está generando un serio conflicto en la producción
de alimentos, y supuestamente parece ser un factor muy importante en el
incremento de la hambruna.
Hablo en términos condicionales (podría ser
que fuese…), porque no me considero con los conocimientos suficientes para ser
categórico. Hay mucha intoxicación informativa en este tema, no sin carga
tendenciosa.
Por otra parte, se dan cosas paradójicas, como
por ejemplo el hecho de que para resolver el problema de la contaminación
aportada por los automóviles, que comienza a ser una calamidad mundial, ya
existió una solución. En 1996, los primeros autos eléctricos de producción en
serie, los EV1 (Electric Vehicle 1), fueron fabricados en los EUA por la
General Motors, y circularon por las calles de California. Eran rápidos, de 0 a
100 en 10 segundos, y además silenciosos. No polucionaban, no tenían tubos de
escape. Eran recargables en el garaje de casa. Diez años más tarde, estos
automóviles desaparecieron. Resulta que no podían ser comprados, sino
alquilados. Los contratos de alquiles, simplemente no fueron renovados. General
Motor recuperó todos los coches y simplemente desaparecieron. Fueron destruidos
todos. En 1997, Nissan sacó al mercado el Hypermini eléctrico. El municipio de
Pasadena intentó comprar todos los autos de la serie, pero Nissan se negó.
Todos fueron destruidos. En 2003, Toyota lanza el Rav 4-EV, y el destino de
estos automóviles fue el mismo.
Igual que sucede con los automóviles, para los
que existe tecnología alternativa, sucede con otros sectores industriales, como
por ejemplo las desalinizadoras, para las que existen soluciones alternativas a
las convencionales, como por ejemplo las desalinizadoras por presión natural,
ideado por Alberto Vázquez Figueroa, que habiéndose demostrado su eficiencia y
rentabilidad, no hay forma de que interese en absoluto al Gobierno, cuando
podría aportar agua potable a partir del mar, prácticamente gratuita.
La conclusión de estos episodios es que existe
tecnología alternativa, pero los lobbies energéticos mundiales no están
dispuestos aún a soltar la gallina de los huevos de oro que para ellos supone
todavía el petróleo.
Es cierto que el salto que es necesario dar
desde que una tecnología resulta ser eficaz para resolver un problema hasta que
se consigue que sea efectiva, es a veces mucho más difícil que toda la
investigación I+D tanto teórica como aplicada que se haya desarrollado hasta
entonces. Pasar de I+D a I+D+I supone pasar de una solución experimental a la
implantación del nuevo sistema en el tejido social, con rentabilidad comercial.
Esto, a veces supone un salto de gigante, y es en este salto donde acaso se
encuentren las barreras insuperables, sin contar con los intereses económicos
de los grandes lobbies.
Hay ya una emergente comunidad de países,
dispuestos a desplegar la red de abastecimiento de pilas de combustible para
los automóviles de hidrógeno. Israel, Dinamarca y Japón son los primeros[11].
Israel ha iniciado el proyecto piloto “Better place”, que supone el despliegue
de medio millón de estaciones de servicio en la que se podrá recargar las
baterías o dejar las baterías descargadas y montar otro pack de baterías
recargadas. A este proyecto se han sumado Dinamarca (500.000 postes de recarga
y 150 estaciones de servicio) y Japón (150 estaciones de servicio de
electricidad de automoción). Por otro lado, prácticamente todas las empresas
automovilísticas disponen ya de prototipos o modelos listos para comercializar
a gran escala propulsados por H2, o motores híbridos[12].
Esto da pie a pensar que en el trasfondo de esta lucha energética está en
tratar de casar, cosa difícil, la transición tecnológica a los nuevos sistemas
de propulsión y generación de energía, sin que se resienta demasiado la cuenta
de resultados de las grandes multinacionales del sector energético. Los
analistas estiman que el año 2015 será el año de inflexión entre el sector de
automoción basado en los combustibles fósiles al sector basado en el Hidrógeno.
Luces y sombras de los biocombustibles
Dentro de todo el panorama descrito, sin
minorar un ápice los problemas expuestos, los biocombustibles suponen un
capítulo aparte, dado que su investigación, desarrollo y explotación como
recurso energético están llevando a la colisión entre dos grandes problemas, la
energía y la alimentación. Dado que los biocombustibles se extraen
preferentemente de plantas de cereal, necesarias para la alimentación humana,
sobre todo en países en vías de desarrollo, la cuestión estriba en saber, en determinar
dónde está la frontera entre “desvestir un santo para vestir a otro”, es decir,
hasta dónde se puede prescindir de biomasa energética para la alimentación, a
fin de utilizarla en los quemadores industriales y en los motores de los
automóviles, sin entrar en conflicto con las necesidades alimentarias de
poblaciones especialmente sensible a la escasez de alimentos.
Biocombustible es el término con el cual se
denomina a cualquier tipo de combustible que derive de la biomasa
- organismos recientemente vivos o sus desechos metabólicos, tales como el estiércol
de la vaca-.
Los combustibles de origen biológico pueden sustituir parte del consumo en combustibles fósiles tradicionales, como
el petróleo
o el carbón.
Los biocombustibles más usados y desarrollados son el bioetanol
y el biodiésel.[13]
El bioetanol,
también llamado etanol de biomasa, se obtiene a partir de maíz,
sorgo,
caña de azúcar, remolacha
o de algunos cereales
como trigo
o cebada.
En 2006, Estados Unidos fue el principal productor de
bioetanol (36% de la producción mundial), Brasil representa
el 33,3%, China
el 7,5%, la India
el 3,7%, Francia
el 1,9% y Alemania
el 1,5%. La producción total de 2006 alcanzó 55 mil millones de litros.
El biodiésel,
se fabrica a partir de aceites vegetales, que pueden ser ya usados o sin usar.
En este último caso se suele usar raps,
canola,
soja o jatrofa,
los cuales son cultivados para este propósito. El principal productor de biodiésel
en el mundo es Alemania,
que concentra el 63% de la producción. Le sigue Francia
con el 17%, Estados Unidos con el 10%, Italia con el
7% y Austria
con el 3%.
La generación de biocombustibles, de por sí
incrementa las emisiones de CO2 a la atmósfera según un trabajo
publicado en Science[14].
Tales emisiones podrían triplicar las emisiones actuales en los próximos
treinta años. Por otro lado, en el caso de Brasil, la deforestación salvaje que
están llevando a cabo, impide la captura por los árboles que ya no existen, de
una cantidad impresionantemente grande de toneladas de CO2. Según la
FAO, en los próximos años van a desaparecer 500 millones de hectáreas de
arbolado en países en vías de desarrollo. El cultivo para biocombustibles, también
secuestra una cantidad nada despreciable de agua, como cualquier cultivo
agrícola, pero esto añadido al ya de por sí excesivo desperdicio de agua
agrícola, agrava aún más el problema.
Por otro lado, el balance energético de los
biocombustibles, está resultando ser negativo, es decir, que se necesita para
producirlos, más energía que ellos luego generan al ser quemados[15],
entre un 29% más para el maíz, y un 118% más para los girasoles.
Estos combustibles son sólo un espejismo para
hacer creer que se puede dilatar en el tiempo el modelo de combustibles basados
en el Carbono. No son la solución, antes bien, son una prolongación de la lenta
agonía de un modelo energético que está sentenciado a muerte. Según José Santamarta,
miembro del World Watch institute[16],
que el presidente George W. Bush se haya entusiasmado con los biocombustibles
es la prueba manifiesta de que ese no debe ni puede ser el camino a seguir,
porque supone sostener la industria petrolera durante mucho más tiempo, lo que
a él, lógicamente le conviene. En general, cuando un magnate de la política o
las finanzas se entusiasma por algo, es seguro que se debe a la alta
rentabilidad que puede generar el negocio para él, con independencia de la
moralidad de la solución, lo cual nos debería poner siempre sobre aviso de las
campañas a favor o en contra de una solución impulsadas desde los gabinetes de
los grandes empresarios.
La derivación de fondos para la incentivación
de los cultivos destinados a biocombustibles puede estar centrando los
beneficios en pocas manos, de aquellos latifundistas ilusionados con grandes
dividendos, frente a los pequeños agricultores. Los biocombustibles
"comestibles" eran moderadamente sostenibles cuando estaban hechos
con aceites vegetales reciclados, o con materia prima proveniente de campos
agrícolas marginales, y para consumo local. Heikky Messa, del WWF/ADENA sugiere
que el planteamiento de economías de escala basadas en una producción gigantesca,
como en EEUU o en la UE, hace que la demanda de estas materias primas afecte a
la ley del mercado internacional. La cuestión es quién puede pagar más por el recurso.
Los países desarrollados podemos permitirnos pagar más por biocombustibles y
alimentos (aunque tampoco a largo plazo), pero los países en vías de desarrollo
se pueden quedar sin ambos. Según José Santamarta para el agricultor, los
incentivos al cultivo de biocombustibles resultan ser de un coste de
oportunidad muy alto, por lo que el dilema entre cultivar para comer o para
gasolina, es prácticamente disuasorio. Por otro lado, estos incentivos a base
de subvenciones minoran los ingresos del Estado, que ha de compensarlos de
alguna forma. En suma, que a pesar de que los políticos traten de suavizar el
impacto de los biocombustibles en el precio de los cereales, justamente esa
intervención es evidencia de que sí influyen, entre otras cosas porque cuando
un político coge el micrófono para desmentir una noticia es, casi siempre,
porque resulta ser cierta.
Aumentar, por otro lado, la superficie
cultivada para atender la creciente demanda conllevaría, según Messa, en los
países desarrollados un mayor uso de abonos artificiales, pesticidas, agua,
petróleo para tractores, y en los países en vías de desarrollo también la
deforestación de sus bosques tropicales. Además, "no es probable que se
pueda sustituir ni el 10% del actual consumo mundial de petróleo con los
actuales biocarburantes 'comestibles' simplemente por falta de área
agrícola."
Greenpeace, en su página dedicada a la
bioenergía[17],
establece unas exigencias sobre sostenibilidad, que no cumple prácticamente
ninguno de los recursos naturales que se están empleando en la producción de
biocombustibles. Tan sólo el etanol celulósico (a partir de paja de cereales)
podría cumplir criterios de sostenibilidad. El etanol derivado de cereales, en
especial trigo y maíz, según Greenpeace es un fuerte competidor de los usos
alimentarios, lo que puede agravar problemas de hambruna.
Es por eso, que la simple denominación de
“biocombustible” resulta ser engañosa, porque en la actualidad, debido a las
grandes campañas publicitarias, todo lo “bio” resulta o aparenta ser sinónimo
de ecológico y sostenible, cuando nada más lejos de la realidad en muchas
ocasiones. Ya hay voces que se alzan para cambiar la denominación de
biocombustibles a “agrocombustibles” o combustibles agrícolas, ya que responde
mejor a la realidad del producto en cuanto a su origen.
El espejismo de un desarrollo sostenible
Solemos hablar de desarrollo sostenible con la
alegría y desparpajo de aquel que no sabe de qué está hablando. Hablamos de
crecimiento económico como el único camino posible para conservar los niveles
de renta, los niveles de bienestar, que es lo mismo que decir los niveles de
empleo y de poder adquisitivo.
Criticamos a los grandes magnates de las
finanzas y brokers de las bolsas mundiales como
personas sin alma donde todo es ambición; lo hemos hecho en varias
ocasiones en este discurso, doy fe. Pero que no se nos escape que gracias a que
ellos son ambiciosos, los grandes negocios florecen y, por cierto, nuestro
empleo no corre peligro. Y si no que se lo digan a la tremenda cantidad de
personas que en estos momentos, por causa de la brutal crisis financiera que
está viviendo el Planeta, han perdido o están en riesgo de perder su empleo.
Y es que en general, las grandes empresas no
nacen y se consolidan haciendo precisamente obras de caridad. Como dice un
sabio proverbio norteamericano, “detrás de un gran imperio económico hay
siempre un gran delito”.
Pues bien, queramos o no, el mundo en que
vivimos y las finanzas que sostienen nuestro estilo de vida, mucho me temo que
están sólidamente cimentadas en este proverbio, razón por la cual, el gran
principio de un buen contable es “mantener la empresa en el borde de la
legalidad, sin que importe la moralidad”. O lo que es lo mismo, nos mantenemos
a costa de la riqueza que hemos podido rebañas de “los otros”, siendo los
otros, otros empresarios, otros comerciantes, otros productores, consumidores,
clientes, y en general otros agentes económicos, que están recibiendo menos o pagando
más de lo que deben, porque otros están consiguiendo más de lo que deberían.
Así son las cosas del capitalismo, modelo
político y económico que hace que vivamos con los niveles de renta y de
bienestar que más o menos, todos hemos tenido, de media para un país como
España, para un continente como Europa (zona euro) o Norteamérica, hasta ahora.
Y decimos para nuestros adentros, “que siga la
cosa así”, que tengo que pagar mi hipoteca, tengo que costear el colegio de mis
hijos y quisiera descansar en la playa las próximas vacaciones.
Para que la cosa “siga así”, tiene que existir
desarrollo, crecimiento económico. Porque estamos comprobando lo que sucede
cuando las bolsas pegan un batacazo y se corre en riesgo de entrar en recesión.
Se escucha por ahí que “no ha sido el
comunismo el que ha vencido al capitalismo, han sido los brokers y los grandes
magnates de la banca y las inmobiliarias”. Esto es, no ha sido una doctrina
económica la que ha vencido (en su caso, y si este fuera el final de la
película, que lo dudo) a la otra, al capitalismo, sino la ambición desmedida
que el propio capitalismo genera.
Basándonos en la teoría de la acumulación,
dinero llama a dinero, el deseo de crecer termina desembocando en la necesidad
absoluta de crecer a riesgo, no de no crecer, sino de hundirnos. Recordemos de
nuevo la frase de Kenneth Boulding, “todas
las civilizaciones antiguas no han sido otra cosa que pequeñas islas de riqueza
y cultura emergiendo de un inmenso mar de pobreza y esclavitud”… Y por eso
han desaparecido.
En esta ocasión, el Primer Mundo es en
términos generales una considerablemente grande isla de riqueza, en un inmenso
océano de miseria, que denominamos Tercer Mundo, y un Segundo, que está “que si
sí, que si no”.
Y desaparecerá dentro de diez, veinte,
cincuenta o cien años, porque así no es posible que se mantenga el Primer
Mundo. Llamémosle a esto intuición, premonición, o simplemente prospectiva.
Para entender qué pretende la idea de
desarrollo sostenible, hay que comprender una serie de conceptos. El primero es el de
“crecimiento económico”.
Crecimiento económico es la tendencia positiva
que tiene un país en el nivel de producción total a lo largo del tiempo[18].
De ahí pasamos a entender como desarrollo económico a la capacidad de países o
regiones para crear riqueza a fin de promover o mantener la prosperidad o
bienestar económico y social de sus habitantes.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo
occidental vivió un despegue económico sin precedentes, propulsado por la
locomotora norteamericana. Se alcanzó la década de los sesenta con gran
entusiasmo. La carrera armamentística propiciada por la Guerra fría y la
carrera espacial fueron acicates muy importantes para que desde las dos
superpotencias de entonces, se dispararan los índices de crecimiento.
Pero algo pasó en 1968, que desembocó en el
Mayo francés, que hizo recapacitar a un grupo de intelectuales sobre por qué se
produjeron aquellos violentos incidentes, desde un sector de la Sociedad
francesa, razonablemente acomodado.
En 1966, el economista y empresario italiano
Aurelio Peccei, hizo pública su intención de promover el estudio de los
problemas mundiales. Alexander King y otros intelectuales cercanos a la OCDE
intuyeron que los niveles de crecimiento empezaban a ser desmesurados. Los
primeros signos de contaminación, de empobrecimiento de los países pobres y
acumulación de riqueza en los países occidentales, hizo que todos estos
intelectuales convergieran progresivamente, hasta alcanzar una masa crítica
suficiente de personas y de voluntades, que desembocó en 1968 con la convocatoria,
promovida por Peccei de celebrar con el patrocinio de la Agnelli Foundation un
seminario a modo de “brainstorming” con treinta economistas y hombres de
ciencia en la Academia del Liceo en Roma, en abril de 1968[19].
Un mes después, París ardía en enfrentamientos populares. Las reuniones del
Club de Roma desembocaron en el encargo a Jay Forrester de un informe que
permitiera ver con una razonable perspectiva lo que estaba sucediendo y podría
suceder en el futuro. El estudio fraguó en el primer informe al Club de Roma en
1972, donde se advertía sobre los límites al crecimiento económico con un
enfoque muy malthusiano y un futuro bastante oscuro[20].
El 1972 Hubert Lamb en su libro “Clima: pasado,
presente y futuro”, da las primeras voces de alarma respecto del efecto
invernadero, pero hasta 1988 el tema no saltó al dominio público.
En 1980 la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza (UICN) publicó un informe titulado Estrategia Mundial para la
Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales, donde se identifican
los principales elementos en la destrucción del hábitat: pobreza, presión
poblacional, inequidad social y términos de intercambio del comercio.
En 1984 Stephen Schneider advierte del uso de los
combustibles fósiles. En 1985 surge el agujero de ozono.
En 1987 el Informe Brundtland Nuestro Futuro Común,
elaborado por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo formaliza
por primera vez el concepto de “desarrollo sostenible”.
En 1988 Jim Hansen del Instituto Goddard advierte
del calentamiento global, indicando que se estaban obteniendo registros de
temperatura media del planeta nunca antes conocidos.
Desde entonces, los conceptos sobre los que se han
desarrollado infinidad de iniciativas de estudios y planteamientos, estaban
sobre la mesa de diálogo.
Y algo muy importante, aunque de poco ha servido en
la práctica. En 2001, se produce la Declaración de Ámsterdam sobre el Cambio global,
donde se reconoce a la Tierra como entidad viva que se auto regula, no como un
planeta con vida. Este reconocimiento se basa en el planteamiento hecho por
James Lovelook conocido como Teoría Gaia, en 1970.
El resumen de esta declaración es el siguiente[21]:
1.
La Tierra se
comporta como un sistema único y autorregulado, formado por componentes físicos,
químicos, biológicos y humanos.
2.
Las interacciones
y retroalimentaciones entre las partes componentes son complejas y exhiben
variabilidad temporal y espacial a nivel multi-escala.
3.
Las actividades
humanas están influenciando significativamente el ambiente terrestre de
numerosas maneras, aparte de las emisiones de gas de invernadero y el cambio
climático.
4.
El cambio global
no puede ser entendido en términos de un simple paradigma de causa-efecto.
5.
La dimensión del
Sistema Tierra se caracteriza por umbrales críticos y cambios abruptos.
6.
Las actividades
humanas podrían inadvertidamente, desencadenar tales cambios, con severas
consecuencias para el medio ambiente y los habitantes de la Tierra.
7.
En términos de
algunos parámetros claves, el Sistema Tierra se ha movido claramente fuera del
rango de la variabilidad natural exhibido a lo largo de los últimos medio
millón de años.
8.
La Tierra está
operando, en el presente, de acuerdo con parámetros nuevos.
Después de esta declaración, en septiembre de 2002
se celebró la Conferencia Mundial sobre Desarrollo Sostenible
("Río+10", Cumbre de Johannesburgo).
En 2004, la séptima reunión ministerial de la
Conferencia sobre la Diversidad Biológica concluyó con la Declaración de Kuala
Lumpur, que creó el descontento entre
las naciones pobres y que no satisface por completo a las ricas.
En 2004 también se celebró la Conferencia Aalborg +
10 - Inspiración para el futuro. Un llamamiento a todos los gobiernos locales y
regionales europeos para que se unan en la firma de los Compromisos de Aalborg
y para que formen parte de la Campaña Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles
En 2005 entra en vigor el Protocolo de Kioto sobre
la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En 2007 se celebra la Cumbre de Bali que busca redefinir
el Protocolo de Kioto y adecuarlo a las nuevas necesidades respecto al cambio
climático. En esta cumbre intervienen los Ministros de Medio Ambiente de casi
todos los países del mundo aunque Estados Unidos de Norte América y China
(principales emisores y contaminantes del planeta) se niegan a suscribir compromisos.
El término "desarrollo sostenible" se
encuentra en numerosos discursos políticos, pero su aplicación es muy diversa y
en ocasiones perversa. Las ideologías liberales hacen énfasis en la posibilidad
de compatibilizar el crecimiento económico con la conservación ambiental mediante el aumento de
la productividad (producir más, consumiendo menos recursos y generando menos
residuos) y con la equidad social para la mejora general de las condiciones de
vida (lo que no siempre es inmediato). Las opciones más ecologistas hablan de
crecimiento cero. Incluso otro sector defiende el decrecimiento económico,
porque no es compatible el crecimiento económico con la preservación de un
medio ambiente que ya de por sí está enfermo e impresiona de haber perdido el
estado estable normal a nivel planetario.
En resumen, y más allá de opiniones en pro o en
contra, las tres condiciones de un desarrollo sostenible son las siguientes:
1.
Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su
regeneración.
2.
Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda
ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medio ambiente.
3.
Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la
necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible.
4.
Según algunos autores, estas tres reglas están forzosamente supeditadas
a la inexistencia de un crecimiento demográfico[22].
Pocos requisitos pero a la vez demasiado exigentes
de cumplir para un mundo que se desespera cuando la Bolsa cae un 8%, porque no
puede permitirse el lujo de entrar en recesión.
En nuestro modelo de Sociedad que hemos creado en
el mundo desarrollado no es admisible la solidaridad. El mercado perfecto no
existe. Aquel en que ningún partícipe en el mercado puede
influir decisivamente en él, porque todos gozan de una información igual y
fiable de las ofertas y demandas, existe libre concurrencia de oferentes y
demandantes; aquel en que las fuerzas de la oferta y la demanda pueden actuar
libremente y que reúnen todas las condiciones de competencia perfecta… ese
mercado es una quimera, aunque los economistas hayan desarrollado no poco
modelos económicos sobre ese supuesto. Lo estamos comprobando con el actual crack
global.
Así que, si el Primer Mundo no puede
defenderse de sí mismo, alguien lo hará por él, eso sí, obligándonos a
experimentar una amarga experiencia.
En resumen, el desarrollo sostenible en la
actualidad ya no es solución. La enfermedad planetaria que está generando un
comportamiento caótico generalizado, está demasiado avanzada como para que este
tratamiento surta ya efecto.
Esta es una postura muy severa, pero es una
hipótesis de trabajo que si se acepta, el planteamiento de la pobreza en el
mundo seguirá un planteamiento, y si no, seguirá otro completamente diferente.
Hipótesis alternativa
En estadística,
una hipótesis nula es una hipótesis construida para anular o refutar, con el objetivo de
apoyar una hipótesis alternativa. Cuando se la utiliza, la hipótesis nula se
presume verdadera hasta que una evidencia estadística en la forma de una prueba de hipótesis
indique lo contrario.
En el momento que estamos atravesando
(septiembre – octubre de 2008) con la crisis financiera abierta de modo jamás
imaginado, nadie es capaz de hacer pronósticos sobre si se conseguirá superarla
o no; si las bolsas lograrán o no estabilizarse y el mercado crediticio
conseguirá o no sanearse de los pasivos tóxicos que han logrado matar a
corporaciones multinacionales muy potentes y de larga tradición en el sector de
la banca y de los seguros.
Que esto se pueda superar, y hagamos votos
porque así sea, depende que el deseado desarrollo sostenible no se haya hecho añicos ya, a base de haber
consentido por mor de la ambición desmedida de los poderosos, matar la gallina
de los huevos de oro.
No obstante, aunque se logre superar esta
tremenda crisis sin demasiados cadáveres financieros tras la batalla (además de
los que ya han muerto), no podemos hacer oídos sordos ni taparnos los ojos ante
las evidencias de otras grandes y muy severas amenazas que ponen en serio
peligro la estabilidad social del Planeta en su conjunto, y que hemos
mencionado en la introducción, sobre todo el cambio climático.
Si la hipótesis nula se enuncia como que “el
desarrollo sostenible es posible indefinidamente”, la hipótesis alternativa que
se propone en este informe es, lógicamente la contraria: “el desarrollo
sostenible, ya no es posible como solución a los problemas de la Humanidad”.
Primero porque aparte de haber generado ríos de tinta, e incontables reuniones,
congresos, simposios y cumbres internacionales, jamás la Humanidad desde 1987,
año en que se enunció por primera vez, se ha acercado ni de lejos a este tipo
de desarrollo, más o menos conservacionista.
Prigogine logró demostrar que cualquier
sistema abierto que posea en sí mismo, en su interior, la capacidad de
responder al cambio provocado por las perturbaciones del entorno,
reorganizándose a sí mismo, logra un más alto nivel de organización, mayor
fortaleza y mayor capacidad de supervivencia por la vía de la evolución
adaptativa[23].
Pensamiento sistémico
El concepto “evolución adaptativa” está
extraído de la Teoría de la Evolución y del concepto de selección natural. Sin
entrar en debates sobre la verosimilitud de este proceso en la Naturaleza (hay
defensores y detractores), queremos proponerlo aquí como “motor”, capacidad que
pueda desarrollar en este caso la Humanidad en su conjunto para salir del
atolladero en el que la ambición humana nos ha metido.
Para conseguir elaborar un discurso coherente,
es necesario asumir absolutamente la Teoría de los Sistemas como método de
razonamiento, como forma de pensar, de contemplar la naturaleza, la vida que
nos rodea.
Sin entrar en explicar aquí los fundamentos de
la Teoría de los Sistemas, formulada por primera vez por Von Bertallanffy[24],
entendiendo como “sistema” a un conjunto de elementos relacionados entre sí que
contribuyen a un fin concreto, aceptemos como escenario general de este
planteamiento sistémico, el hecho, la evidencia de la escalabilidad de los
sistemas en este Planeta como una pirámide asombrosamente perfecta que
partiendo de la bacteria y la célula escala en sistemas cada vez más complejos,
siendo estas agregaciones los órganos, el individuo, el grupo humano, las
organizaciones, la Sociedad Nacional, la Sociedad Internacional y por último el
Planeta que como tal, y tras aceptarse en la Reunión de Ámsterdam en 2001, la
Teoría de Gaia, toma entidad propia como organismo vivo, constituyéndose en el
total de todos los macro y microsistemas vivos que habitan La Tierra. James G.
Miller, autor de la adaptación de la Teoría de los Sistemas a los seres vivos y
que definió la escalabilidad referida, introdujo el concepto de isomorfismos en
los seres vivos, afirmando que todo sistema vivo dispone de 19 subsistemas
críticos, esenciales para su crecimiento, desarrollo y sostenibilidad. Hablamos
de subsistemas tales como el ingestor de materia y energía, el distribuidor, el
almacenador, el productor de energía, el evacuador, el subsistema de
información con sus subsistemas componentes, etc.[25].
Las Ciencias biológicas tienen asumido sin
margen de error que los seres vivos, tras el nacimiento experimentan el proceso
de crecimiento (el balance de materia y energía es positivo, entra más que sale),
hasta llegar a la edad adulta en la que entran en “estado estable” (steady
state), en el que el balance energético y de material se estabiliza (entradas
igual a salidas, aunque en realidad lo que se produce es un comportamiento
sinusoidal con resultado cero), hasta que la capacidad de sostenibilidad del
estado estable se agota y comienza el envejecimiento. Y finalmente el fallo
sistémico generalizado provoca inevitablemente la muerte. La capacidad
reproductora mediante el sexo permite que nuevos individuos nazcan y el “gen
egoísta” de Richard Dawkins logre superar la muerte y perpetuarse
indefinidamente.
He aquí, pues dos conceptos en los que se
propone gravitar el fundamento de nuestro discurso: “Estado estable” y
“Evolución adaptativa”. Cuando por perturbaciones del entorno un ser vivo
pierde el estado estable, es decir, enferma, la resolución del problema
consiste en la capacidad que tenga bien para luchar contra el agresor en su
caso, o para adaptarse a las nuevas circunstancias de presión, temperatura,
clima y amenazas.
En la vida natural algo sucede cuando se llega
a la perfección. Un campeón sólo sabe una cosa, que se podrá mantener en la
cumbre un cierto tiempo, pero tarde o temprano, alguno le vencerá. La vida
no admite campeones vitalicios. Esto es de especial relevancia para el
hombre como especie dominante en estos momentos del Planeta, y todavía mucho
más para el Imperio de Occidente. Conseguida la perfección y el dominio
absoluto comienza algo que en más o menos tiempo desencadena la caída, a veces
catastrófica. Las mutaciones que le permitieron adaptarse y llegar a ser el
rey, continúan, en organismos que son tan perfectos que, precisamente por ello,
un sólo fallo provoca inestabilidades cada vez más acusadas.[26]
Estamos asistiendo a un interesante fenómeno.
Estamos en un mundo que pretende violar las leyes sistémicas de la Naturaleza
tratando de “crecer” de modo indefinido, eso sí, sin sobresaltos, de un modo
sostenible, pero crecer a fin de cuentas. Los que sepan algo de matemáticas
como para comprender el comportamiento de una ecuación exponencial del tipo y=a*ect,
saben que al principio el crecimiento es casi imperceptible, pero (dependiendo
del coeficiente “c”) con el paso del tiempo (variable “t”) los valores de “y”
terminan disparándose hasta el infinito. Lo que matemáticamente es posible,
física y biológicamente no puede serlo, y esto no es negociable.
Pues del mismo modo, aunque todos los
analistas financieros estuviesen de acuerdo en que el desarrollo sostenible es
totalmente factible, “y=a*ect” se empeña en decir que es
imposible. Y lo peor es que el número “e” tiene todo el tiempo del mundo a su
favor para demostrarlo. Puede esperar años y siglos. No tiene prisa. Wall
Street, Ibex y Nikey sin embargo viven en un continuo sobresalto, y todos
nosotros con ellos; no pueden esperar, tienen que obtener beneficios a toda
costa.
En resumen, la cosa es muy simple. Existen dos
modelos muy sencillos de comportamiento sistémico, el primero es el basado en
bucles reforzadores, con variables que al incremento de una se sucede el
incremento de otra, generando un crecimiento tan explosivo como imposible y el
segundo basado en bucles compensadores, en los que frente a variables de
comportamiento positivo (a más de una, más de la otra), otras variables se
comportan negativamente (a más de una, menos de la otra, o a menos, más). La
base del Primer Informe al Club de Roma es este planteamiento, por lo que se
llegó, como no podía ser de otra forma a la evidencia de que el crecimiento
económico de los pueblos tiene que ser necesariamente limitado.
Es así que, en el mejor de los supuestos de
que se consiga superar la fase de extremada inestabilidad de los mercados
mundiales y rescatar de la quiebra a los bancos más poderosos del Planeta, el
éxito de esta victoria no reduce lo más mínimo el peligro de colapso del
Imperio.
Y los dos peligros más importantes son el
Planeta enfermo por el Cambio Climático por calentamiento global y las
economías emergentes. Sí, las economías emergentes, los BRIC (Brasil, Rusia,
China, India y otros), con todo el derecho de vivir casi 2000 millones de
personas más como vivimos nosotros. ¿O acaso se les puede negar ese derecho?
¿Pueden 2000 millones de seres humanos más incorporarse al selecto club de los
grandes consumidores de recursos que somos los ciudadanos del actual Imperio?
Reflexionemos un poco, liberándonos de los
planteamientos cortoplacistas a los que nos obliga la vida diaria y los
problemas que tenemos que resolver cada día en nuestro trabajo, y pensemos con
un poco de perspectiva y veremos que la pobreza en el Mundo no se va a resolver
con Campañas contra el hambre (eso ayuda, como ayuda la aspirina a bajar la
fiebre). Es necesario un cambio de paradigma. Y se propone que sea sobre la
base del siguiente aserto.
Aserto
Llegados
a este punto, estamos en condiciones de proponer a Manos Unidas el siguiente
aserto:
“El sistema socioeconómico del Mundo basado en el
crecimiento indefinido de un sector minoritario, frente a una mayoría de la
Humanidad sumida en la miseria, no es sostenible. La alternativa única posible
se basa en un planteamiento de estado estable a través de un proceso de
evolución adaptativa que permita pasar al Planeta de la situación de absoluto
desequilibrio actual, a otra en la que sea posible un desarrollo orgánico,
entendiendo como desarrollo orgánico la capacidad natural de cualquier sistema
biológico de fluctuar en torno a parámetros estables”.
Para que lo planteado en este aserto no
termine siendo un brindis al sol, sin ninguna consecuencia efectiva en aras de
resolver la problemática planteada, hay que ser muy objetivos a la hora de
plantear los enfoques de actuación.
Este aserto en sí mismo es sólo un bello
desiderátum como otros muchos que se han proclamado desde que todos tenemos uso
de razón.
Planteamiento a tres niveles
Lo primero de todo es fragmentar esta
afirmación en tres niveles de abordaje. Macro, meso y micro. Largo, medio y
corto plazo. Global o planetario, Social y organizativo. Estratégico, operativo
y táctico.
En otras palabras, tienen que hacerse tres
planteamientos simultáneamente:
1.-
Planteamiento estratégico, es decir, Macro, Global, a
largo plazo.
2.-
Planteamiento operativo, es decir, Meso, Social, a
medio plazo.
3.-
Planteamiento táctico, es decir, Micro, organizativo,
a corto plazo.
El planteamiento estratégico apunta hacia el
abordaje de grandes problemáticas, que según lo expuesto, nos van a obligar a
un cambio absoluto de paradigma en el enfoque planetario del “problema”.
El planteamiento operacional apunta hacia el
diseño de grandes proyectos orientados a resolver las grandes problemáticas en
problemas abordables con la participación directa de los grandes agentes
sociales.
El planteamiento táctico enfoca la cuestión
hacia el diseño en detalle de estas actuaciones, de modo que puedan ser
factibles a nivel de las organizaciones y de los grupos humanos que puedan
intervenir.
Un segundo aspecto de este planteamiento se
refiere al análisis, al estudio de los tres requisitos necesarios para acometer
cualquier empresa, que son “saber”, “poder” y “querer”.
Saber. Saber es conocer la situación, en su conjunto y en detalle. Y esto a
los tres niveles referidos. En lenguaje militar, “saber” se denomina “Inteligencia”.
La inteligencia militar es la tarea, cumplida por lo general por unidades específicas
dentro de las Fuerzas Armadas, de recoger información acerca
del enemigo actual o potencial para permitir planear adecuadamente las
eventuales operaciones. Asociada tradicionalmente al espionaje,
la inteligencia abarca la recolección de información de la capacidad
tecnológica, el orden de batalla, armas, equipo, entrenamiento, bases
militares, comunicaciones y la detección de radares, así como la situación
social y sanitaria de la zona de operaciones. La colección de inteligencia es
vital para proveer información exacta y reciente para un comandante poder hacer
uso inteligente de sus recursos. Aunque la tarea es de carácter militar, a
nivel mayor se incluye información diplomática, política, económica y
demográfica en tiempo de paz.
Si utilizáramos este concepto en nuestro
planteamiento, lo primero de todo sería identificar quién o qué es nuestro enemigo
a batir, cuáles son sus capacidades de combate y cuales sus puntos débiles para
abrir brecha.
Utilizar el concepto “Inteligencia” aplicada a
la lucha contra la miseria no es baladí, pues detrás de este concepto hay todo
un sistema metodológico que ha resultado ser muy efectivo a la hora de conocer
“la situación”. Se propone considerar su uso efectivo en abordajes futuros en
la que se podría bautizar como “Inteligencia para el desarrollo estable de los
pueblos”.
Poder. Poder supone disponer de los medios para llevar a cabo la empresa. En
nuestro caso, las capacidades necesarias son económicas, a través de la
financiación de los activos de Manos Unidas y de movilización social en pro del
nuevo planteamiento de la lucha contra la miseria en el mundo. Para esto se
necesita disponer de capacidad para transformar el conocimiento aportado por la
“inteligencia” en capacidad de acción. Es preciso disponer de un sistema de
formación y preparación de los agentes activos de Manos Unidas para alinear el
colectivo en la dirección que el resultado de este trabajo plantee y sea
aprobado.
Querer. Querer es tener voluntad de actuar. La respuesta a este requisito
parece obvia. ¿Quién no va a querer resolver el hambre en el mundo? Pues la
cosa no está tan clara, cuando los éxitos a nivel global son más bien escasos.
Digamos que la buena voluntad de las gentes se da por hecho, pero no es menos
cierto que esta buena voluntad está generalmente secuestrada, presa dentro de
un sistema que bloquea la posibilidad de hacer efectiva esa buena voluntad,
entre otras cosas, porque se mueve dentro de un paradigma que nos ha llevado a
la situación mundial que se ha descrito en la introducción, y que obliga al
replanteamiento del paradigma sobre el cual formular las acciones futuras de
lucha contra la miseria.
Estos seis elementos, los tres primeros de
planteamiento y los tres segundos de requisitos, se pueden resumir en el
siguiente cuadro:
Marco base
|
SABER
|
PODER
|
QUERER
|
ESTRATEGICO
|
Transito de modelo económico mundial
|
Difusión planetaria de la idea
|
Fomento del diálogo ético, filosófico y religioso
|
OPERATIVO
|
DAFO continental y por regiones de actuación
|
Implicación real de instituciones y sociedad
civil (organización de lobbies)
|
Campañas de concienciación colectiva
|
TÁCTICO
|
Diseño de proyectos
|
Capacidad financiera y
humana
|
Voluntad de las personas en participar en
proyectos concretos
|
A continuación vamos a proponer ideas para
abordar este Marco base.
Planteamiento estratégico
En el planteamiento estratégico, macro, global
y a largo plazo (todo el largo plazo que la situación actual del Planeta nos
permita), la propuesta se basa en apostar por el tránsito del modelo económico
actual a una nueva Economía global, basada en el desarrollo orgánico del
Planeta como entidad viva.
En concreto, se trata de apostar en un cambio
total de paradigma económico pasando del modelo económico neoclásico actual al
modelo de Economía ecológica o “Bioeconomía”.
Saber
La escuela neoclásica tiene un enfoque
económico basado en el análisis marginalista y el equilibrio de oferta y demanda.
Entre los supuestos de enfoque neoclásico está que el comportamiento económico
surge del comportamiento agregado de individuos (u otro tipo de agentes
económicos) que son racionales y tratan de maximizar su utilidad
o beneficio
mediante elecciones basadas en la información disponible.
Desde Adam Smith y Ricardo, el paradigma
económico se fundamenta en el hecho del mercado libre, donde cada uno intenta
buscar el máximo beneficio para sí mismo “vicio privado”, que estaría
contrarrestado por una mano invisible “virtud pública” la cual organiza de modo
autorregulado las tendencias de cada cual de acumular riqueza, a favor del bien
público y del reparto racional de dicha riqueza. Esta idea viene de 1776. Todos
sabemos que el gran talón de Aquiles de este planteamiento viene de la mano del
efecto de acumulación, por el que a más riqueza, más capacidad para acaparar
mayor cantidad de bienes. Es así que al final la actividad económica,
totalmente alejada de la “virtud pública” se ha deslizado por la pendiente de
la competitividad salvaje en detrimento del bienestar público. Esto a nivel
nacional abre la brecha entre clases favorecidas y desfavorecidas, y a nivel
planetario abre la brecha entre países ricos y pobres.
Otros de los fundamentos de la teoría
neoclásica es la idea de que la tierra y los recursos son “stocks”, es decir,
inagotables y por tanto que nunca van a disminuir. De esto ya creo que tenemos
evidencias suficientes de que no es así. Pero el hecho cierto es que considerar
los recursos, las materias primas como stock inagotable, hace que en la
contabilidad se apunten como ingreso, y no como gasto.
La conclusión es tal que hasta ahora, la economía
se ha comportado bajo estos principios de mercado y de separar la naturaleza
con sus recursos de los sistemas humanos que extraen de modo inagotable
aquellos para su propio beneficio.
La Bioeconomía plantea integrar la sociedad
humana y el Planeta con sus recursos dentro de un único sistema, y tratar con
enfoque sistémico las interrelaciones de todos los agentes y elementos de ese
macrosistema global que llamamos Planeta Tierra. La Bioeconomía es la síntesis
de la Economía humana con la Economía natural de los ecosistemas en los que
estamos inmersos. Se trata de establecer un puente entre la cultura empírica de
la biología y la cultura humanista de la Economía. A esto se denomina “El Tercer
Camino”[27]
Mansour Mohammadian, nacido en Teherán, es Ph
D en Biología y genética por la Universidad de Ohio y residente en la
actualidad en Madrid, profesor del Instituto de Ciencias Ambientales de la
Universidad Complutense de Madrid es uno de los mayores exponentes mundiales de
esta idea. Yo tuve el placer de compartir mesa con él en la reunión de
“Encuentros Multidisciplinares” celebrada en Madrid, Universidad Autónoma,
Facultad de Económicas, el 11 de Abril de 2005[28],
y cuya conferencia sobre la Bioeconomía explica claramente cuál es el objetivo
de este nuevo planteamiento[29].
La Bioeconomía incorpora el concepto “valor
biológico” de los bienes y recursos, frente al habitual “valor de cambio”,
regido por los vaivenes especulativos del mercado bursátil.
La Bioeconomía responde perfectamente al
objetivo de “Estado estable” de la sociedad humana y del Planeta, por cuanto se
fundamenta por los principios del pensamiento sistémico, apuntados
anteriormente.
En Bioeconomía, ricos y pobres son dos caras
de la misma moneda, están tan íntimamente unidos, que a largo plazo el destino
de ambos es el mismo, de modo que no queda otra que enfocar la actividad
económica de lucha contra la pobreza, no como una obra de misericordia, que
Epulón dé algo más que las migajas de la mesa al pobre Lázaro, sino que le
siente en su propia mesa y comparta con él su propia comida.
Poder
Poder aplicar este cambio de paradigma en el
Planeta impresiona de casi imposible, por cuanto ahora mismo, los grandes
financieros están desesperados por la debacle económica que estamos sufriendo.
Así que todo parece que ahora como antes, “tonterías filosóficas las justas”,
que se nos va el negocio al traste y mañana España, por ejemplo puede alcanzar
los tres millones de parados.
Depende a qué puerta se llame para la difusión
del paradigma. A entidades como Lehman Brothers o similares, que deben estar
lamiéndose sus heridas, hablarles de Bioeconomía no les debe hacer ni pizca de
gracia. Pero es que no creo que sean ese tipo de agentes, los que pueden lanzar
la idea, dado que son el referente de un modelo económico (el neoclásico) que
pudiera estar en su etapa final de vida.
Hay que buscar el alineamiento de otros
sectores de la vida civil, que no estén demasiado interesado en cómo fluctúan
minuto a minuto las acciones de Wall Street, porque bastante tienen con arañar
un dólar al vecino. No. Tiene que ser gente con una amplitud de miras mucho
mayor, y con capacidad de penetración en el sentir de la Sociedad.
Aquí es donde aplicar la frase de Luis
Miravitlles “saber es útil, soñar es necesario
pero imaginar es imprescindible” tiene aplicación directa.
Que el estado actual de cosas se haya
perpetuado en el mundo, tiene como responsables a los siguientes grandes
agentes:
El primero es el estamento político. Desde que Jonathan Swift en su libro “El arte de la mentira política”
afirmara en 1733 aquella frase de “La política es el arte de saber mentir”,
algo nos dice que del político no nos podemos fiar, pues su lógica se basa en
los resultados que arroja dos calculadoras, la de los votos y la del dinero que
pasa por sus manos. Pero están ahí, y tenemos que saber contar con ellos, pues
son los que tienen la llave de la maquinaria del Estado, entre ellas, tienen la
llave de la Ley, por su poder legislativo.
El segundo es el financiero. Esta gente sólo entiende de cuenta de resultados. Lo hemos visto
antes. Y te puede poner piel de cordero, enseñándote una máscara de
filantropía, con el sólo fin último de que aportes dinero de tus ahorros para
incrementar sus arcas. Y si dan dinero para ayudas a proyectos de cooperación,
será porque seguro van a obtener contrapartidas fiscales. La banca siempre
gana, ya se sabe. Pero ellos tienen el dinero y la capacidad de inversión. Y sí
o sí, serán ellos, los que realmente introduzcan el nuevo paradigma, junto con
la legislación que desarrollen los políticos. Luego este segundo agente, de
alguna forma tiene que verse implicado, aunque sobre ellos recaigan todas
nuestras sospechas de ambición desmedida.
El tercero de los agentes son los
sindicatos. Convertidos en aristocracia laboral, con
capacidad de liderar a las masas de trabajadores, no siempre han sido sus
garantes, pues se tienen pruebas fehacientes de manipulaciones políticas detrás
de tal o cual movimiento obrero. Pero no cabe duda de que son una fuerza social
que, según los países, tienen una fuerza esencial como impulsores de las
voluntades de ese ente impersonal que es el mundo obrero, tanto más fácil de
manejar, cuanto peor sea la cultura del colectivo.
El cuarto agente es el mundo de la cultura. En este ambiente, en principio con bastante más grados de libertad
para poder pensar, relativamente distanciados de las presiones políticas,
financieras o laborales, y con un think tank (tanque de pensamiento o panel de
expertos, como ahora se denominan) bastante importante, es donde las nuevas
ideas pueden tener mayor eco. Ellos son o deberían ser los que desde púlpito de
las cátedras deberían ser transmisores de ideas que, aun sin poder ser
implantadas inmediatamente, pudieran ir preparando el terreno para que mañana,
el campo de cultivo pudiera acoger la nueva planta del nuevo paradigma. Ellos
personifican el mundo de la Filosofía de pensamiento, de la Ciencia. Y son en
estas incubadoras de ideas donde pueden surgir las auténticas soluciones. En
este grupo están los callados profesores y personal del mundo de la enseñanza,
y por otro lado están los “intelectuales”, la “intelligensia” con capacidad
para tomar el micrófono y hablar en los medios de comunicación de masas, en
prensa, radio, televisión, editoriales, etc. Ambos son de importancia capital para
conseguir la progresiva deriva de la Sociedad hacia rumbos que nos conduzcan
hacia mares abiertos.
El quinto agente es la religión. No somos conscientes plenamente del tremendo poder que tiene la
religión en el mundo. Como tampoco somos conscientes de hasta qué punto, ese
poder se puede tirar por tierra por culpa del proselitismo desmedido. Que se
sepa, ninguna otra institución dispone de un día a la semana, los musulmanes el
viernes, los judíos el sábado y los cristianos el domingo, para congregar a sus
seguidores en sus templos para transmitirles ideas, doctrina, mensajes. Si a
esto añadimos la capacidad de movilización social de que disponen con la
creación de movimientos, asociaciones, comunidades, congregaciones, grupos
activos etc., capaces de arrastrar a un colectivo muy elevado de seguidores,
resulta que las iglesias tienen un poder de convocatoria social astronómica,
que no tiene el mundo laico que sólo consigue congregar a las masas en los
estadios de fútbol y en los mítines de las campañas electorales, o en los
conciertos de Rock.
En suma, poder transmitir el nuevo paradigma
pasa por empapar, de alguna forma a estos cinco agentes los principios de este
nuevo modelo a nivel planetario, como se dice en lenguaje vaticano, “urbi et
orbe”.
Seamos conscientes que el poder de estos
agentes, más otros como pueden ser, en según qué países, el Ejército y los
movimientos guerrilleros, pueden todos ellos ser creadores de paz y desarrollo
humano, o ser fabricantes de miseria y las verdaderas causas de la pobreza del primero, segundo y tercer mundo, porque
el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra[30].
Querer
Al
parecer, los guiones de Hollywood siempre, siempre, se ajustan a la estructura
descrita por Aristóteles en su obras “la comedia”, en la que el desarrollo de
una obra teatral (o cinematográfica) siempre es el mismo: presentación, donde
se muestra a los personajes principales, al protagonista, describiendo su
carácter y sus deseos e ilusiones;
planteamiento, donde se configura el objeto de la trama que se va a
desarrollar; desarrollo, donde se despliega todos los elementos de la trama
argumental; decisión, momento crítico donde el protagonista ha de optar entre
dos alternativas de una complicada encrucijada; y por último, el desenlace
final. Aristóteles denomina “salto de fe” a ese momento en el que el
protagonista debe tomar la decisión de elegir entre lo que quiere y lo
que realmente quiere. Parece lo mismo, pero la propia frase indica que
no tiene nada que ver lo uno con lo otro.
Lo que se quiere supone una decisión
mediatizada. Está mediatizada por el entorno, por un racional análisis coste
beneficio y coste de oportunidad, por una estimación de la incertidumbre y de
los riesgos. Lo que se quiere está condicionado por la natural y humana aversión
al riesgo excesivo. Lo que realmente se quiere supone un acto de fe, de
confianza, al menos en el azar. Es un salto en el vacío. Es optar por seguir
los latidos del corazón, lo que se desea profundamente, aún a riesgo de
comprender que es un imposible, o un ideal tan difícil como arriesgado. Existe
riesgo, mucho riesgo a veces, en esta decisión. No dependemos de nuestras
habilidades o del control que podamos tener sobre la situación, sino que
dependemos de terceros elementos que vaya usted a saber si nos favorecerán o se
volverán en nuestra contra.
En lo que nos ocupa, el común de los mortales
queremos, quisiéramos que la pobreza se pueda erradicar. La Sociedad en su
conjunto, las organizaciones, todas ellas trabajan en pos de este anhelo, pero
su voluntad, nuestra voluntad, está tan mediatizada por la urgencia de dar de
comer a nuestros hijos, de salvar la cuenta de resultados del próximo
trimestre, de conservar el empleo o de ganar las próximas elecciones, que en
realidad estamos atado de pies y manos, porque lo que realmente queremos, lo
que sale de nuestras tripas es no renunciar a, y por tanto conservar e
incrementar todos nuestros intereses creados en este mundo.
Por otra parte, no sé si nos hemos dado cuenta
de lo que está incubándose debajo de los denominados NMR (Nuevos Movimientos
Religiosos). Quiero decir, por un lado estamos atados de pies y manos en
nuestra voluntad real de ponernos manos a la obra, no obstante la ingente
cantidad de voluntarios que están colaborando en lo que pueden con las
instituciones y organizaciones no gubernamentales. Por otro lado, está
emergiendo poco a poco una conciencia colectiva en pro de una nueva
espiritualidad a nivel planetario. Son muchos grupos, muchos movimientos, unos
están dentro del paraguas de las religiones oficiales, otros son heterodoxos o
en relación importante con las tendencias de la filosofía oriental. Se habla de
la Era de Acuario, de la New Age, lo que está incordiando bastante a la
oficialidad eclesiástica. Pero ¿qué pasa si como apunta James Redfield en su
libro, medio novela, medio ensayo, o ensayo novelado, las Nueve Revelaciones[31],
“un nuevo despertar espiritual está
produciéndose, un despertar generado por una masa crítica de individuos que
viven sus vidas como una evolución espiritual, un viaje en el que somos
conducidos por misteriosas coincidencias”?.
Yo estoy viendo una perfecta esquizofrenia
personal y comunitaria respecto del abordaje de los asuntos materiales y los
espirituales. Somos personas de fe durante la hora de misa semanal, para volver
a ser ciudadanos de a pie, en lucha por nuestros intereses, guiados de ese
“vicio privado” el resto de la semana. A las iglesias oficiales les cabrea
sobremanera estas nuevas tendencias espirituales, quizás porque están perdiendo
con ello bastante parroquia de gente que se pasa de la misa dominical a los
centros de yoga y meditación trascendental. Alguna razón habrá.
Lo que quiero decir con esto, es que creo (o
quiero creer) que está surgiendo espontáneamente un nuevo impulso espiritual en
el mundo que sería una pena que las grandes religiones no quisieran canalizar.
Claro, que para ello hay que “deseclesiastizar” la fe[32].
Juan Martín Velasco utiliza en su libro “El malestar religioso en la cultura”,
el término “eclesiastización” del cristianismo, al término acuñado por el
teólogo alemán F. X. Kaufmann, para designar
una forma concreta de organización de la institución eclesiástica como
respuesta a las dificultades crecientes que ha experimentado la iglesia católica
para hacerse presente en las modernas sociedades secularizadas, y que conduce a
una tendencia a anteponer los aspectos litúrgicos y de organización religiosa a
los fieles, ante los aspectos esenciales de lo que es la fe en Dios y el
mensaje evangélico en sí mismo, o lo que es lo mismo, Jesucristo como propiedad
exclusiva de la Iglesia católica, aceptando que lo es también del resto de
cristianos, cuando sólo puede ser patrimonio de toda la Humanidad.
Juan Souto, en su monográfico sobre el diálogo
interreligioso[33],
indica los cuatro requisitos para que dos personas de diferente religión puedan
dialogar, primero, poder hablar sin matarse, segundo poder trabajar juntos solidariamente,
tercero creer básicamente lo mismo, Dios, vida trascendente y el amor como
regla de oro universal, y… cuarto, el problema de los dogmas y de las
organizaciones religiosas. Ahí se rompe la baraja.
Estamos en un momento de la Historia en el que
tenemos la tremenda responsabilidad de anteponer por una vez (y sin que sirva
de precedente, dicho esto con sarcasmo) nuestros intereses personales, de
grupo, de organización de confesión religiosa y organización eclesiástica, a
favor de la convergencia de los seres humanos en lo que ya Leibniz denominó en
su día y Aldous Huxley en 1945 plasmó en su fabuloso libro[34],
la “filosofía perenne”. Ya sabemos los cristianos que Jesucristo es el hijo de
Dios, y los musulmanes que Mahoma es el profeta de Alá, y los judíos que Yaveh
es el único Dios, y los budistas que Buda alcanzó la iluminación y el nirvana…
Pero, por el amor de Dios, ¿podríamos hacer
todos el favor de dejar estas discusiones teológicas y dejar de pelearnos sobre
quién tiene razón (que todos la tenemos) y ponernos a lo que estamos, que es
salvar este Planeta del desastre que entre todos hemos provocado? ¿O acaso las
tensiones religiosas (que han generado no pocas y devastadoras guerras a lo largo
de la Historia) ocultan el propósito simplemente de conseguir prosélitos con
los que ganar poder social? Porque si es así, los líderes religiosos (no
menciono ninguno en concreto, pero incluyo a todos) no merecen mejor
consideración que los ya de sobra denostados políticos y financieros.
Lo que trato de plantear aquí es que,
sinceramente, creo que existe un gran caldo de cultivo de buena voluntad por
parte de muchísima gente, no exclusivamente católica o musulmana o laica, sino
en general, que clama por una nueva espiritualidad a nivel mundial, pero que ve
con tristeza cómo los líderes religiosos anteponen sus intereses eclesiásticos
a la necesidad urgente de diálogo tal que nos permita converger en lo que nos
une a todos que es el Amor, y nuestra fe en Dios, en “Aquello” (llámese como se
llame).
Querer en el nivel estratégico no es otra
cosa, que conseguir sublimar ese sentimiento de paz, amor, concordia y sincera
espiritualidad de tanta gente en pos de alcanzar esa “masa crítica” de seres
humanos que, con independencia de la religión o creencias que profesen, saben
que el único camino es el de llegar a ser conscientes, caer en la cuenta y
comprender que “TODOS SOMOS UNO EN ÉL”, que ricos y pobres están tan
íntimamente unidos entre sí, que mantener esa barrera entrambos, donde sólo
pasa unas pequeñas migajas de obras de misericordia, es la mejor garantía de
que al final el “dies irae” (el día de la ira) se producirá y todos seremos
víctimas de la inconmensurable ambición humana.
Planteamiento operativo
El planteamiento operativo baja del marco
global a un nivel donde comienzan a perfilarse líneas de actuación más
concretas. La perspectiva del alcance es a medio plazo, puede proponerse un
calendario de actuación razonablemente dibujado en el horizonte, y comienzan a
participar equipos multidisciplinares
para abordar problemas definidos. Se pueden plantear operaciones de gran
entidad.
Saber
Aquí se aplicaría claramente el concepto de
“inteligencia”, como método de obtención de información y análisis de situación
cara al planteamiento de una intervención en una zona de actuación definida.
Siguiendo la terminología militar, existen
varias fuentes que aportan inteligencia.
La primera es de fuentes humanas. En nuestro
caso sería la obtenida mediante la literatura especializada y confeccionada por
los diferentes expertos en la materia que hemos de abordar, que hay estudiado
ya sobradamente la problemática en cuestión. La segunda, de interés para
nosotros es la procedente de “fuentes abiertas”, que básicamente las
constituyen los medios de comunicación, prensa, radio y televisión, así como la
información directa de la población afectada.
Los datos conseguidos, almacenados y
elaborados, constituyen “información”. La información analizada y elaborada de
modo tal que presentada al decisor, este puede tomar una decisión, se
transforma en “inteligencia”. La información se busca y se encuentra, la
inteligencia se produce.
Sin entrar en detalles metodológicos, de lo
que se trata es de conseguir inteligencia respecto de las regiones de
actuación. Hablamos de investigaciones como los DAFO continentales. Análisis de
debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades en esa relativa región, así
como propuestas para planificar cómo realizar el tránsito de modelo económico.
Este abordaje, por ejemplo nos plantea ser
conscientes, por ejemplo de por qué África, se haga lo que se haga, jamás,
desde la Prehistoria, no ha conseguido alcanzar mínimos niveles de desarrollo,
y hasta dónde se puede o se debe llegar en el empeño de luchar contra la
miseria, con el hándicap que este continente viene arrastrando (en general)
desde que el hombre habita en este mundo.
Este punto nos introduce en el análisis de los
desafíos que Manos Unidas proponen en este trabajo, el desafío de la
alimentación y de la energía, dentro de un desarrollo estable.
Poder
La capacidad de actuación pasa por la implicación
real de instituciones y sociedad civil (organización de lobbies).
Si repasamos los cinco agentes de poder
social, el siguiente paso es el alineamiento de aquellos en concreto que
permitan facilitar el abordaje operativo.
Se trata aquí de alinear expertos en los cinco
agentes para la planificación de operaciones, grandes líneas de actuación,
basadas en los fundamentos estratégicos referidos.
Es aquí donde hay que analizar, en concreto,
la problemática de la alimentación, el uso de los biocombustibles y la colisión
entre estos y aquella, en el caso concreto de los desafíos que propone Manos
Unidas. Y en este nivel, la participación de expertos de reconocido prestigio
es imprescindible, como no puede ser de otra forma, a riesgo de llegar a
conclusiones y decisiones equivocadas. Este es otro punto a desarrollar en el
trabajo a continuación.
Querer
En este nivel, consiste en el diseño de
actuaciones tales como campañas de concienciación sobre el problema planteado,
aproximaciones interculturales, congresos, foros, etc., que hagan posible un
diálogo interétnico, intercultural e interreligioso, que sean termómetros de
hasta qué punto las hipótesis de acercamiento son factibles o vamos a seguir
como siempre, mirando para otro lado.
Planteamiento táctico
El planteamiento táctico entra completamente
en el detalle de actuaciones concretas.
Saber, poder y querer, en este nivel, está tan
ligado al éxito de los anteriores niveles, que la táctica no puede ir por
libre. Esto es, si todo lo expuesto se considera razonable. Si el planteamiento
estratégico, el enfoque sistémico de la problemática de la miseria, se acepta
como factible, entonces, el planteamiento táctico es consecuencia última y
final de los planteamientos anteriores.
Lo contrario sería mantener una dinámica
inercial, haciendo las cosas como hasta ahora, aceptando sus luces y sus
fracasos, pero sin reconocer la absoluta necesidad de un cambio total de
paradigma.
Poco más se puede decir ahora, en este nivel
del planteamiento del informe para Manos Unidas, sobre planteamientos tácticos,
porque en sí mismo, la metodología es estándar. Lo verdaderamente importante es
el giro que demos al planteamiento estratégico que es lo que este informe
preliminar plantea.
Conclusión: un nuevo visado para el futuro.
Imaginar es imprescindible si queremos para
todos nosotros, pobres y ricos, países desarrollados y menos desarrollados,
obtener un nuevo visado para el futuro. No creo, sinceramente que el actual
visado sea prorrogable. No he planteado este informe preliminar desde la
perspectiva de cómo paliar el hambre en el mundo. No, porque desde los mantras actuales
(los principios que cimentan el mundo actual), ya no merece la pena. Si no
queremos cambiar de “calve musical”, sigamos interpretando la misma sinfonía
hasta que se nos acabe a todos la partitura.
Como afirma Dee Hook, lo difícil no es cambiar
de modelo mental, sino saver desprenderse del viejo. Lo difícil no va a ser
adoptar la Bioeconomía como paradigma de futuro, sino saber renunciar al actual
modelo de Economía y de mercado, porque va en ello muchos intereses creados en
todos nosotros.
Pero, sinceramente, creo que no hay opción,
aunque me resulta de una complejidad abrumadora, lo que digo, con el debido
respeto de los que saben más que yo sobre todos estos asuntos.
*
*
[1] Cizaña, avena loca o balluena: Planta anual de la familia de las Gramíneas (avena barbata pott ex
link), cuyas cañas crecen hasta más de 1 m, con hojas estrechas de 20 cm de
largo, y flores en espigas terminales comprimidas, con aristas agudas. Se cría
espontáneamente en los sembrados y la harina de su semilla es venenosa.
[2]
National Security Study Memorandum 200, Implications of Worldwide Population
Growth For U.S. Security and Overseas Interests. US Government. Washington DC,
1974
[3] Luis Miravitlles. Visado para el futuro. Ed.
Salvat. Biblioteca básica, libro RTV. Nº 33. Barcelona 1969
[4] Kenneth
Ewart Boulding (n. en Liverpool, Inglaterra el 18 de enero de 1910 y m.
el 18 de marzo de 1993.) Fue un conocido economista, fue nombrado presidente de
la American Economic Association y de la American Association for the
Advancement of Sciences. (Wkp)
[5] Donella Meadows et al. Más allá de los límites
al crecimiento. Editorial Aguilar. Madrid 1993
[6] James Lovelook. La venganza de la Tierra. Ed.
Planeta Barcelona 2007
[7] Sachs J.
Et al Geografía de riqueza y de la pobreza. Investigación y Ciencia Mayo 2001,
Pag. 70-75
[8] Jared
Diamond. Ármas, germenes y acero. Ed. DeBolsillo, Barcelona 2008 (primera
edición en inglés, Guns, germs and steel, en 1998)
[9] Joel K. Bourne. Sueños verdes. El uso
combustibles vegetales. National Geographic (Esp) Nov. 2007 Pag 11
[10] S.
Pacala y R. Socolow. Stabilization wedges: solving the climate problem for
next 50 years with current technologies. Science. Vol 305 pag. 968-972; ago. 2004
Este concepto se
ha referido en otros artículos por los propios autores en Investigación y Ciencia
de Nov. 2006 y en el monográfico sobre biocombustibles de National Gegraphic
por Bill McKibben de Nov 2007 y también por Al Gore en su libro y película “Una
verdad incómoda”
[11]http://es.motorfull.com/2008/09/02/japon-construira-la-primera-red-nacional-de-estaciones-de-servicio-para-vehiculos-electricos/
[13] http://es.wikipedia.org/wiki/Biocombustible
[14] Renton Righelato and Dominick
V. Spracklen. Carbon Mitigation by
Biofuels or by Saving and Restoring Forests? Science, Sept. 2007
[15] Susan S. Lang. Cornell ecologist's study finds that
producing ethanol and biodiesel from corn and other crops is not worth the
energy. Cornell University, news services. Jul 1005
[18] Richard Lipsey. Economía positiva
(definiciones) Ed. Vinces Vives. Barcelona 1992
[19] José A. Delgado. Análisis sistémico. Ed. CIE
Dossat 2000. Madrid 2002
[20] Meadows D. (1972) The limits to growth.
Potomac Associates 1972. Ed. Español: Los límites del Crecimiento. Fondo de
Cultura Económica. Mexico 1972
[21] Pensamiento
Sistémico Ideas y reflexiones sistémicas para un mundo complejo http://jmonzo.blogspot.com/2007/04/la-rebelin-de-gaia.html
[23] Wheatley. Margaret. Leadership and the new
science. Berret-Koehler Publisher. S. Francisco. 1999
[24] Bertalanffy L.W. 1968 General System
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[25] Miller G. The Need for a General
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[27] Mansour Mohammadian. Bioeconomía o la economía
del tercer camino. Edición Personal, Madrid. 2008
[28]http://www.encuentros-multidisciplinares.org/PROXIMOS%20SEMINARIOS/Indice.htm
[29]http://www.encuentros-multidisciplinares.org/Revistan%C2%BA19/Mansour%20Mohammadian.pdf
[30] P. A. Mendoza, Carlos A. Montaner. Alvaro
Vargas Llosa. Fabricantes de miseria. Plaza y Janés. Barcelona 1999
[31] James Redfield. Las nueve revelaciones. Ed.
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[32] Juan Martin Velasco. El malestar religioso en
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[33] Juan Souto Coelho. ¿Está vivo el espíritu de
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[34] Aldous Huxley. La Filosofía perenne. Edhasa. Barcelona 2004